La institución de una comisión internacional de investigación y la posible creación de una nueva diócesis son señales significativas del interés del Vaticano en tomar cartas en la cuestión de Medjugorje. Roma indaga las apariciones que mueven a millones de peregrinos hacia un pequeño rincón de Europa donde, desde hace veinte años, seis videntes reciben mensajes de la Virgen que alientan la fe católica en una zona castigada. Pero no será esta comisión la que tome una decisión definitiva, sino que remitirá su trabajo a la Congregación para la Doctrina de la Fe, que tendrá la última palabra.
Aunque el Vaticano no se ha pronunciado sobre los integrantes de la comisión, fuentes consultadas han revelado que entre los miembros se encuentran los cardenales Puljic, arzobispo de Sarajevo; Bozanic, arzobispo de Zagabria y el emérito Julián Herranz. También formaría parte de la comisión el jesuita y psicólogo francés Tony Anatrella y otros expertos en mariología, varios de ellos laicos. Pero la noticia más significativa es, sin duda, la ausencia en esta lista del actual obispo de Mostar, Ratko Peric, convencido de la «no sobrenaturalidad» del fenómeno. Según el vaticanista Andrea Tornielli, la Santa Sede está estudiando, además, la posibilidad de crear una nueva pequeña diócesis que incluiría a Medjugorje en su territorio, sustrayendo así el santuario a la diócesis de Mostar y a su obispo, Ratko Peric, contrario a las apariciones, como también lo fue en su día el obispo Zanic, que pastoreaba la diócesis en la etapa de las primeras apariciones y que consideraba a Medjugorje «el mayor fraude de la historia de la Iglesia». Sin embargo, según varios testimonios, el entonces Papa Juan Pablo II estaba convencido de su autenticidad. Al parecer, el pasado mes de septiembre la decisión de crear una nueva diócesis estaba pendiente de ser tomada, pero fue retrasada a causa de la oposición del propio Peric.
Jesús García, periodista y autor del único libro sobre el fenómeno publicado en España («Medjugorje», editado por LibrosLibres), considera positivo que se haya apartado al obispo local de la comisión de investigación: «Monseñor Peric, obispo de Mostar, es un excelente obispo para una realidad tan complicada como es la de la Iglesia en Bosnia y Herzegovina, pero en el tema de Medjugorje se mezclan algunos asuntos históricos que hacen aconsejable estudiar el caso con algo más de perspectiva que la meramente local», asegura, al tiempo que propone a Medjugorje como un «modelo de parroquia», donde los sacramentos son el auténtico centro de la vida espiritual.
Aunque muchos fieles aguardan un veredicto rápido y concluyente sobre la cuestión de las apariciones, es difícil que la Congregación para la Doctrina de la Fe emita una palabra definitiva acerca de la sobrenaturalidad de los fenómenos que se han vivido y se siguen viviendo en Medjugorje. No es costumbre de la Santa Sede pronunciarse sobre presuntas apariciones en curso: «El único movimiento posible», sostiene Tornielli, «es recordar, en términos más claros, lo que ya hicieron los obispos yugoslavos en su día, es decir, que no consta la sobrenaturalidad, pero que podría ser aceptada en un futuro y dar a entender, al mismo tiempo, que no hay pruebas ni indicio de fraude o hechos diabólicos, como afirman algunos».