Los habitantes de El Palmar, sus políticos y especialistas en esta orden religiosa han subrayado a Efe que antes de la muerte del líder religioso, conocido popularmente como papa Clemente y de la que se cumplen cinco años, ya comenzó la crisis económica, que se ha acentuado en los últimos años.
 
Tanto es así que el periodista Manuel Molina, autor del libro «Los secretos del Palmar de Troya. Historia de una herejía», ha vaticinado que esta orden «tiene que desaparecer, lógicamente». Molina ha expresado su preocupación por cómo ocurrirá ese proceso porque conoce a algunos de ellos y no tienen «oficio ni beneficio, lo único que pueden hacer es estar allí», dice en referencia a la iglesia del Palmar. La orden religiosa, rechazada por la Iglesia católica, tiene su origen en la supuesta aparición en 1968 de la Virgen a cuatro niñas en un lentisco de la finca La Alcaparrosa, en la que llegaron a congregarse dos años después hasta 40.000 personas para ver al papa Clemente entrar en trance.

De profesión contable antes de ser Papa, Clemente canonizó a Franco o Colón, entre otros, y basó su éxito en que acogió a los descontentos por las decisiones adoptadas en el Concilio Vaticano II que rompieron con algunas de las tradiciones de la Iglesia, según la interpretación de Manuel Molina.

En febrero de 2003, los religiosos del Palmar vendieron sus últimas propiedades de Sevilla, donde llegaron a tener entre 2.500 y 3.000 metros cuadrados de suelo en pleno centro de la ciudad, según Molina, quien asegura que desde entonces han vivido del dinero obtenido con las ventas de esos inmuebles. Ahora sólo les queda la finca del Palmar donde tienen levantada una iglesia aún inconclusa, cuyas características principales son las ocho torres y la «inmensa basílica», cuyo único valor sería, en un futuro, que alguien decidiera hacer un museo de esta orden, subraya el periodista.

La iglesia está rodeada de un muro de hormigón de unos cinco metros de altura y todos los días abre desde las 17.00 a las 18.30 horas, aunque para entrar es necesario no vestir vaqueros, llevar cubiertos los brazos y, en caso de los hombres, tener abrochado hasta el último botón de la camisa, mientras que las mujeres deben llevar un velo en la cabeza.
 
En las inmediaciones de la puerta de acceso al recinto y al aire libre hay un altar con una cruz coronada con una fotografía del papa Benedicto XVI, donde cada tarde se dan cita varias mujeres para rezar el rosario.

El teniente de alcalde del Palmar, Manuel Valle, reconoce que desde la muerte del papa Clemente, al que sustituyó Manuel Alonso, ha descendido el número de personas que van a la iglesia palmariana y ha subrayado las «buenas relaciones» que mantiene con ellos. Así, ha enfatizado que en un principio habilitaron un colegio antiguo como centro de salud, que las obras de la iglesia emplearon a unas 40 familias y que los visitantes hacían gastos en los comercios del pueblo, que llegó a tener 4.000 habitantes, cuando ahora tiene 2.500.

Tras la venta en 2003 de sus inmuebles en Sevilla, se empadronaron en El Palmar unas 150 nuevas personas pertenecientes a la orden religiosa, que son «unos vecinos más», según el teniente de alcalde, aunque con particularidades, como que no pueden hablar con personas que vistan vaqueros, han precisado varios vecinos. El teniente de alcalde afirma que desde el pueblo han sido «espectadores de lujo» de los escándalos que se publicaron sobre los religiosos del Palmar.