A causa del coronavirus, la Congregación para las Causas de los Santos decidió posponer cinco ceremonias de beatificación que debían realizarse en mayo y junio, y todavía no se les ha asignado fecha (aunque el lugar, en principio, sería el de su muerte o un lugar ligado a la vida de los beatos).
“Con motivo de la situación de pandemia y de las necesarias medidas prudenciales a considerar en las ceremonias religiosas que prevén la presencia de numerosos fieles, a pedido de los mismos obispos interesados, se han pospuesto con fecha a definirse las beatificaciones que estaban programadas para los próximos meses”, señala una nota de la congregación vaticana.
Lucía Ripamonti y su milagro a una niña en 1967
La primera de estas beatificaciones aplazadas estaba programada para el sábado 9 de mayo. Lucía Ripamonti (en religión, María de la Inmaculada), religiosa de las Siervas de la Caridad que vivió en la primera mitad del siglo XX y murió con 45 años. En ReligiónEnLibertad hemos contado el milagro que alcanzó la ya casi beata curando a Irene Zanfino cuando era una niña de 6 años en 1967.
Irene Zanfino a los 6 años sufrió una parada cardíaca,
una semana en coma profundo... asombrosamente,
despertó sin secuelas cuando pusieron una estampa de
Lucía Ripamonti bajo su almohada
La mística María Luisa del Santísimo Sacramento
La segunda fecha pospuesta estaba prevista para el 16 de mayo en Italia, y era la beatificación de la italiana María Velotti (en religión, María Luisa del Santísimo Sacramento, 1826 – 1886). Fue la fundadora del Instituto de las Hermanas Franciscanas Adoratrices de la Santa Cruz.
Quedó huérfana de padre y madre a los dos años. Esta mística tuvo numerosas apariciones y el don de profecía, además del llamado “don de los cuerpos lúcidos” que le permitía atravesar ventanas cerradas y leer el pensamiento de las personas. Se le atribuyen muchos milagros a su intercesión.
María Velotti (1826 – 1886)
Los mártires de Alhama y otros pueblos de Granada y Málaga
Para el 23 de mayo estaba prevista la beatificación de 16 cristianos andaluces asesinados durante la Guerra Civil Española en las provincias de Málaga y Granada. Es la causa que lleva el nombre de Cayetano Giménez Martín y 15 compañeros mártires.
Se trata de:
- Cayetano Giménez Martín, párroco de la Encarnación y arcipreste de Loja
- José Becerra Sánchez, presbítero
- José Jiménez Reyes, sacerdote coadjuntor de Santa Catalina y encargado de Riofrío
- Pedro Ruiz de Valdivia, arcipreste de Alhama de Granada
- Francisco Morales Valenzuela, sacerdote nacido y martirizado en Alhama de Granada
- José Frías Ruiz, sacerdote coadjutor de Alhama de Granada
- Manuel Vázquez Alfalla, sacerdote mártir de Motril
- Ramón Cervilla Luis, sacerdote mártir de Almuñécar
- Lorenzo Palomino Villaescusa, sacerdote mártir de Salobreña
- José Rescalvo Ruiz, sacerdote mártir de Cádiar
- Manuel Vilches Montalvo, sacerdote mártir de Iznalloz
- José María Polo Rejón, sacerdote mártir de Arenas del Rey
- Juan Bazaga Palacios, sacerdote mártir de La Herradura
- Antonio Caba Pozo, seminarista, mártir de Lanjarón
- Miguel Romero Rojas, recién ordenado sacerdote y mártir de Coín.
- José Muñoz Calvo, laico, de Acción Católica en Alhama
Las historias de sus martirios están recogidas por el sacerdote Santiago Hoces en su libro Cayetano Jiménez Martín y compañeros, mártires granadinos de 1936, editado en el año 2000.
ReL ha contado con más detalle aquí las historias de los mártires de Alhama y pueblos de Granada y Málaga. Casi siempre los asesinos llegaban de otras poblaciones. Por ejemplo, los asesinos de los mártires de Alhama eran anticlericales llegados en grupo desde Málaga. Pero hay algún caso especialmente espeluznante en que no era así.
El mártir Miguel Romero, detenido 26 días después
de su primera misa; le hicieron cavar su tumba
Es lo que sufrió Miguel Romero Rojas, cura recién ordenado de 25 años. Fue detenido el 4 de agosto, a los veintiséis días de su primera misa, en su domicilio familiar en Coín. Un amigo de la niñez, convertido por el fanatismo ideológico en "enemigo de clase", lo llevo preso en camión a un lugar cerca de Alhaurín el Grande y le dio pico y pala para que excavara un hoyo. Los verdugos se ensañaron con él.
Lo introdujeron vivo dejando fuera la cabeza y el brazo izquierdo y pidiéndole que saludara con el puño cerrado, el saludo comunista. Como no lo hacía, el jefe montó a caballo y pasó a galope sobre la víctima varias veces, para que las herraduras le golpeasen la cabeza, pero el animal lo esquivaba, así que el miliciano se hartó y le disparó en la cabeza.
El cardenal Wyszynski, ejemplo y mentor para Juan Pablo II
El 7 de junio también iba a ser elevado a los altares el Cardenal Stefan Wyszynski (1901 – 1981), primado de Polonia y mentor del Papa San Juan Pablo II. Fue además presidente de la Conferencia Episcopal Polaca de 1956 a 1981 y durante todos esos años se enfrentó a las autoridades comunistas del país.
El cardenal Wyszynski con el cardenal Wojtyla, futuro Juan Pablo II
El 25 de septiembre de 1953 fue encarcelado en Rywad, y más tarde puesto bajo arresto domiciliario en Stoczek y en el monasterio de Komacza en las montañas Bieszczady. Fue liberado en octubre de 1956. En una carta fechada el 23 de octubre de 1978, San Juan Pablo II le dijo al Cardenal Wyszynski que “no estaría sobre la Cátedra de Pedro este Papa polaco que hoy, lleno de temor de Dios pero también de confianza, inicia un nuevo pontificado, si no hubiese sido por tu fe, que no se ha arredrado ante la cárcel y los sufrimientos”.
La Junta Médica de la congregación vaticana aprobó el milagro para su beatificación en noviembre de 2018; ReL lo explicó aquí.
Sandra Sabattini, de 23 años, con novio y deseos misioneros
La última beatificación pospuesta es la de la laica italiana Sandra Sabattini (1961 – 1984), cuya ceremonia estaba programada para el 14 de junio. Cuando murió atropellada, a los 23 años de edad, estaba comprometida para casarse con Guido Rossi, con quien soñaba ir a África para fundar una comunidad que sirviera a los “últimos de los últimos”.
El P. Oreste Benzi, fundador de la Comunidad Papa Juan XXIII a la que pertenecía, fue quien promovió su causa de beatificación con la idea de que se convierta en “la primera novia santa”.
Sandra Sabbatini quería fundar una comunidad misionera con su novio en África
El milagro que permite su beatificación es la curación inexplicable de cáncer del concejal de la ciudad de Rímini Stefano Vitani, a quien los médicos daban de 6 a 12 meses de vida. Pero Oreste Benzi rezó -y puso a rezar a otros muchos- pidiendo la intercesión de Sandra y de manera inexplicable para los médicos, Stefano se recuperó. Llegó a ser presidente de la provincia de Rímini.
ReL explicó con más detalle el milagro de Sandra Sabattini y su vida de amor a los pobres aquí.