Según ha declarado Jean Michel Quillardet, ex Gran Maestre del Gran Oriente de Francia al diario francés Le Soir, la masonería está decidida a redoblar sus esfuerzos para influir con mayor éxito, desde su perspectiva, en las políticas diseñadas desde las instituciones europeas.


Para ello ya ha creado un grupo «que se encarga de la organización masónica de Europa» y que tratará de resolver lo que para Quillardet es «la dificultad de introducir el mensaje secular» porque, señala, «las iglesias están todavía muy presentes». Una circunstancia que, a juicio de este significado masón, supone «una gran batalla aún por librarse».

El instrumento concreto para librar esta batalla será «una delegación general de la masonería y del libre pensamiento en las instituciones europeas».

 
En contraste con el mensaje cristiano de proponer la fe y las ideas que emanan de la doctrina social de la Iglesia, Quillardet señala que el objetivo de la masonería europea es «imponer la concepción universalista de la Ilustración, que consiste en imponer el concepto de ciudadano, y de ciudadano europeo, antes que el de judío, negro, norteafricano, homosexual, heterosexual, etc». Y por si no quedar claro, puntualiza: «Se debe llegar a entender que lo que nos une es la idea del hombre liberado de sus vínculos de pertenencia».

Esta imposición está, dentro de la estrategia masónica para Europa, «más allá de la lucha contra el secularismo», aunqeu no abandonan este objetivo. «Es necesario que las obediencias masónicas hagan política en el buen sentido, y más allá de los partidos, transmitan el secularismo y expresen su desacuerdo con las decisiones europeas o de los gobiernos».