Según el prelado ni en la opción del matrimonio ni en la de la virginidad «se renuncia al amor y a la maternidad», que está «unida a la estructura personal del ser mujer y a la dimensión personal del don». Además, la maternidad «conlleva una comunión especialísima con el misterio de la vida que madura en el seno de la mujer», añade el arzobispo que considera que «es en la Virgen María donde mejor podemos contemplar esta realidad».
Monseñor Osoro, que dedica su carta a la reciente celebración del Día Internacional de la Mujer y titula el texto «Hablemos de la dignidad de la mujer», defiende que «en la Iglesia tenemos que felicitarnos todos, porque objetivamente siempre ha sido respetada y dignificada la mujer» y llama a contemplar esta realidad «desde la objetividad de cada época histórica y no desde una ideologización del momento que nada tienen que ver con las realidades históricas de cada tiempo».
El arzobispo de Valencia resalta en su carta cómo los «derechos de la mujer» adquieren hoy «un significado absolutamente nuevo en el vasto contexto de los derechos de la persona» y llama a «afirmar con fuerza, desde la contemplación de la persona de la Virgen María», que «en nombre de la liberación del dominio del hombre, la mujer no puede perder su propia originalidad femenina». Por ello, «un igualitarismo que no sea respetuoso con las aportaciones propias de la feminidad deformará y perderá lo que constituye su riqueza esencial», señala.
Más adelante, monseñor Osoro constata también que «no ha existido una solidaridad humana más grande con los hombres que la que se nos ha manifestado en la Virgen María» y considera que «los cristianos, al dirigir los ojos a María, comprendemos en un instante el protagonismo de la mujer y que merece una mayor participación en las tareas sociales y sobre todo en las obras de redención humana en nuestra sociedad», informa Aci.
Describe luego como «solamente de una persona, de una mujer, y concretamente de la Virgen María, sabemos que haya merecido ser llamada por Dios llena de gracia y Madre de Dios» y estos son «títulos que llenan de dignidad a quien realizó la revolución más grande que uno se pueda imaginar, haciendo posible con su “sí” a Dios, que éste tomase rostro humano en esta tierra».
La Virgen María «es la expresión más grandiosa de la libertad femenina, que elige entrar en el plan divino libremente», explica el prelado. Al término de su carta, el arzobispo de Valencia asegura que «en María leemos cómo la mujer se encuentra a sí misma dando amor a los demás» y destaca también que «por eso es connatural al ser humano la invocación que nosotros hacemos aquí en Valencia, al llamarla Mare de Déu dels Desamparats».