Al sacerdote se le acusa, así como a otros seis sacerdotes que fueron dejados en libertad, de haber organizado, sin pedir autorización a las autoridades, un campamento para estudiantes durante las vacaciones del Año Nuevo chino. En la diócesis de Mindong, una diócesis dinámica que cuenta con 70.000 fieles, pertenecientes en su mayoría a la parte «clandestina» de la Iglesia católica, organizar campamentos para la juventud durante las vacaciones escolares es un medio privilegiado de enseñar el catecismo.
Para los estudiantes de la universidad estos campamentos se montan igualmente para conservar el contacto con ellos y formarles en la vida cristiana.
El campamento organizado por el padre Luo Wen y seis sacerdotes debía durar cuatro días, a fines de enero y principios de febrero, y reunir a unos trescientos estudiantes católicos. El 3 de febrero, hacia el final del campamento, la Policía irrumpió en la iglesia de Saiqi, donde estaban reunidos los jóvenes, y ordenó el cierre.
«Decidimos obedecer e informamos a los estudiantes de la situación. Dijimos a los que tenían miedo de volver a casa que nosotros nos quedaríamos con quienes eligieran permanecer hasta el fin del campamento», explicó el padre Luo, interrogado por la agencia Ucanews antes de su arresto.
Una veintena de estudiantes volvieron a su domicilio y los otros se quedaron, a menudo animados por sus padres a quienes llamaron por teléfono para pedir consejo. Finalmente la Policía no hizo evacuar los lugares y no fue hasta el 4 de febrero cuando los sacerdotes fueron convocados para una entrevista en el puesto de Policía, de donde salieron libres.
El arresto del padre Luo no se produjo hasta un mes después de los hechos, un retraso que los católicos del lugar explican por el hecho de que los policías tuvieron miedo de quedar mal el 3 de febrero y se tomaron tiempo para preparar su venganza.
Ahora, el padre Luo puede ser mantenido en detención por un máximo de quince días, como prevé la ley en caso de no obediencia de una orden encaminada a mantener el orden público.
El sacerdote declaró a Ucanews que estaba dispuesto a afrontar la detención «como testigo de Dios y heredero de los santos mártires». Activo en la evangelización con los jóvenes, sobre todo a través de Internet, el padre Luo pertenece a la generación que no ha conocido la China maoísta y ha crecido en la China de las reformas, que han transformado la sociedad con gran rapidez.
En cuanto a los seis sacerdotes que estaban con el padre Luo en el campamento, tres de ellos, los padres Guo Xijin, Miu Yong y Liu Maochun, recibieron una orden de puesta en detención que por ahora se ha quedado en letra muerta. Los otros tres recibieron una multa de 500 yuanes cada uno (53 euros), que rehúsan pagar. «Prefieren correr el riesgo de prisión que pagar esta multa», afirman fuentes católicas locales.
La diócesis de Mindong cuenta con unos sesenta sacerdotes clandestinos y una decena de sacerdotes oficiales. Desde la muerte de monseñor James Xie Shiguang, fallecido el 25 de agosto de 2005, está dirigida por monseñor Vincent Huang Shoucheng, de 86 años y obispo clandestino.