En la misma línea del multimedia Sexpresan que recomienda la Comunidad de Madrid, la página web de Cruz Roja Juventud recoge, entre otros juegos interactivos, uno titulado «VIHDA», recomendado por el Ministerio de Educación y financiado por el Ministerio de Sanidad, en el que el modelo educativo sobre sexualidad que se propone a adolescentes de 15 años es el de la promiscuidad y la normalización de cualquier práctica sexual en el ambiente escolar.

Una vez elegido uno de los cuatro personajes (dos chicos y dos chicas entre los 15 y los 18 años llamados Javier, Ángela, Laramie y Omar) la acción se desarrolla un viernes por la tarde, después de las clases. El adolescentte recibe una llamada para ir a un «fiestón en el pub». ¿Y qué cosas se ha de llevar un adolescente a una fiesta? Las básicas, según este juego interactivo, el teléfono móvil, unos chicles, el carné de identidad y los preservativos. De estos cuatro elementos, que hay que recoger por la habitación, se puede olvidar cualquiera para pasar a la siguiente pantalla, excepto uno. ¿Lo adivinan? Los preservativos.

Ya en el «fiestón», se incita a los jóvenes a «conocer» a los otros personajes, que se van presentando, hasta que te toca elegir a uno de ellos y tras una supuesta conversación «en un sitio apartado», sólo queda decidir a dónde ir, por supuesto, surayando que se llevan preservativos encima.


Las opciones que proponen entonces son besos, masturbación, sexo oral, sexo vaginal, caricias, uso o intercambio de juguetes sexuales o sexo anal. Opciones tras las cuales, recuerda el «mantra» de la infalibilidad del preservativo.

Estas y otras actitudes son las que la portavoz de la Federación España Educa en Libertad ha calificado como un modelo de sexualidad que «ya es muy conocido: adolescentes que se enrrollan y cuya única obligación, casi un dogma, es llevar preservativo».  Modelo, que, advierte, «a partir del curso que viene ya no va a ser opcional sino obligatorio a partir de los 11 años. Pero nadie ha preguntado a los padres», lamenta, «si quieren educar a sus hijos en este modelo de sexualidad de "usar y tirar" en el que el desarrollo de la personalidad, los sentimientos y la responsabilidad no cuentan para nada».