Las representaciones del dolor de María en obras de arte como la Pietà de Miguel Ángel han sugerido una profunda verdad emocional: Cuando un creyente se enfrenta con un gran dolor o sufrimiento, podemos volver a María, nuestra madre espiritual, en busca de consuelo, porque ella experimentó tan grande sufrimiento.
Las grandes apariciones marianas, especialmente en Lourdes en 1858 y en Fátima en 1917, sugieren a los observadores atentos de la vida mística que María sigue «acercándose» a los «pequeños», a los niños, para animarles y compartir con ellos un mensaje de consuelo materno y exhortación.
A lo largo de los siglos, la reflexión teológica de la Iglesia ha otorgado títulos particulares y especiales a María, para aclarar quién es ella, y por qué es merecedora de nuestra devoción filial.
Hasta la actualidad, la Iglesia ha proclamado cuatro dogmas sobre la Madre de Jesús: Su papel maternal en el nacimiento de Cristo, el Hijo de Dios, haciéndole verdaderamente Madre de Dios (Theotokos, Concilio de Éfeso, 431); su Virginidad Perpetua (primer Concilio de Letrán, 649); su Inmaculada Concepción (Pío IX, proclamación ex cathedra, 1854); y su Asunción al cielo (Pío XII, proclamación ex cathedra, 1950).
Desde hace casi un siglo, ha habido un pequeño pero creciente movimiento en la Iglesia a favor de la proclamación de un quinto dogma mariano, referido al papel de la Beata Virgen como Madre Espiritual de toda la Humanidad.
El próximo 25 de marzo, el Vatican Forum de la revista Inside the Vatican y del St. Thomas More College, en una sala cercana a la Plaza de San Pedro, invitará a un grupo internacional de obispos y teólogos para debatir si ahora es el momento apropiado para pronunciar una quinta solemne definición o «dogma» sobre la Virgen María.
El movimiento en la Iglesia por un qui nto dogma sobre el papel de la Virgen María en nuestra salvación tiene ya más de 90 años. El lider ecuménico católico belga, cardenal Désiré-Joseph Mercier, lo inició hacia 1920, con el apoyo del entonces padre Maximiliano Kolbe.
Desde entonces hasta el presente, más de 800 cardenales y obispos han pedido a los distintos Papas una definición infalible del papel especial de María en la salvación de la humanidad. Además, los promotores de esta devoción han recogido más de siete millones de peticiones de fieles de todo el mundo.
Los Papas que promulgaron los dos modernos dogmas marianos, el Beato papa Pío IX (18461878) y Pío XII (19391958), reconocieron de forma positiva el papel que las peticiones de miembros de la jerarquía y del laicado habían tenido en sus respectivas bulas definitorias marianas.
A lo largo de 2009, cardenales y obispos de todos los continentes han pedido a Benedicto XVI que considere el dogma de la Maternidad espiritual de María bajo tres aspectos esenciales, como corredentora, como mediadora de todas las gracias y como abogada. Esto llegó después de que cinco cardenales escribieran a los obispos del mundo pidiendo peticiones al Santo Padre del quinto Dogma Mariano.
Entre quienes firmaron la petición figuran el cardenal Telesphore Toppo, arzobispo de Ranchi (India); el cardenal Luis Aponte Martínez, arzobispo emérito de San Juan (Puerto Rico); el cardenal Varkey Vithayathil, arzobispo mayor de Ernakulam-Angamaly (India); el cardenal Riccardo Vidal, arzobispo de Cebú, (Filipinas) y el cardenal Ernesto Corripio y Ahumada, arzobispo emérito de Ciudad de México.
Algunos obispos, particularmente en Occidente, ven una definición mariana como potencialmente contraproducente para el ecumenismo. Dos de los cinco cardenales que en 2009 escribieron a los obispos del mundo sobre este potencial quinto dogma mariano, los cardenales indios Telesphore Toppo y Vithayathil, arzobispo de la Iglesia siro-malabar, respondieron públicamente a esta objeción ecuménica argumentando que proclamar la verdad completa sobre la Madre de Jesús sólo traería una unidad cristiana basada en la unidad de la verdad y la fe cristianas, acompañada de la renovada intercesión de María, Madre de la unidad, como resultado de la proclamación papal de su papel de madre espiritual universal.
Juan Pablo II usó el título corredentora al menos en seis ocasiones durante su papado.
Benedicto XVI, sin usar el título, ha subrayado repetidamente la doctrina de la co-redención de María, o «co-sufrimiento» con Jesús, particularmente en su discurso del Día Mundial del Enfermo y en su oración de 2008 por la gente que sufre en China, dirigida a Nuestra Señora de Sheshan.
Al reflexionar sobre los comienzos de este movimiento por un dogma mariano, hay que resaltar que el cardenal Mercier (18511926), arzobispo de Malinas (Bélgica) desde 1906 hasta su muerte, fue un líder eclesial clave de su tiempo. Además del heroico liderazgo demostrado durante la Primera Guerra Mundial, el cardenal Mercier acogió el famoso diálogo entre anglicanos y católicos conocido como las Conversaciones de Malinas, y obtuvo el establecimiento de la fiesta litúrgica de la Beata Virgen María, Mediadora de Todas las Gracias, con su propia Misa y Oficio. Su mentor espiritual fue el beato Columbano Marmion.
Aquí, en sus propias palabras, está el ejercicio espiritual diario que le recomendó al cardenal Mercier. Aún es válido hoy.
Escribió: «Voy a revelarle el secreto de la santidad y la alegría. Cada día durante cinco minutos controle su imaginación y cierre los ojos a las cosas de los sentidos y sus oídos a todos los ruidos del mundo, para entrar en sí mismo. Entonces, en la santidad de su alma bautizada (que es templo del Espíritu Santo) hable a ese Espíritu Divino, diciéndole: “Oh Santo Espíritu, amado de mi alma, te adoro. Iluminame, guíame, refuerzame, consuelame. Dime qué debo hacer. Dame tus órdenes. Prometo someterme a todo lo que desees de mí y acepto todo lo que permitas que me suceda. Dejame conocer tu voluntad"».
«Si usted hace esto, su vida fluirá hacia la felicidad, serenidad y pleno consuelo, aun en medio de las tribulaciones. Le proporcionará gracia en las tribulaciones, dándole fuerza para cargar con ellas, y llegará a la Puerta del Paraíso lleno de méritos. Esta sumisión al Espíritu Santo es el secreto de la santidad».
«Y fue esta sumisión al Espíritu Santo, naturalmente, la marca que distinguió la vida de María, especialmente en el momento de la Anunciación (25 de marzo), cuando ella dijo, "Hágase en mí según tu palabra"».
Los ponentes para el próximo diálogo del día 25 incluirán a monseñor Ramón Argüelles, arzobispo de Lipa (Filipinas) y presidente de la Sociedad Mariana-Mariológica de Filipinas; al padre carmelita Enrique Llamas, presidente dela Sociedad Mariológica de España. Estarán también presentes Judith Gentle, teóloga anglicana, escritora y miembro de la Sociedad Mariológica «Nuestra Señora de Walsingham», de Gran Bretaña.
La sesión de la mañana la constituirán breves presentaciones por los ponentes, debatiendo sobre el tema de si es apropiado un quinto dogma mariano en este momento, mientras que la sesión de la tarde consistirá en un diálogo entre los ponentes, la prensa y la audiencia sobre este asunto.
La Academia Pontificia Mariana fue invitada a participar en el diálogo, pero más tarde notificó a la revista Inside the Vatican que los miembros de la Academia no participarían. El evento, que es libre y abierto al público, empezará a las 10:00 de la mañana en la Via Borgo Pio, 141.