Para hablar de esta obra, Arroyo concedió una entrevista a la agencia Catholica News Agency, donde incide en varios aspectos que hacen meritoria la vida de la religiosa norteamericana, nacida en 1923 en Ohio, de padres italianos.
Resalta, por ejemplo, que creció en un hogar desestructurado. Su padre abandonó el hogar cuando ella tenía cinco años, y su madre padecía de un trastorno maniaco depresivo. En plena Gran Depresión, Rita -que así se llamaba antes de entrar en el convento- pasó grandes privaciones, que se sumaron a un problema medular que le causó y le causa grandes dolores y le obligó durante mucho tiempo a andar con muletas.
«Para ella el dolor no es algo extraño», apunta Arroyo, «y en este libro hay oraciones que ella compuso para quienes lo padecen. Madre Angelica siempre ha sido muy atenta con quienes sufren, porque sabe por lo que están pasando, y conoce también el poder espiritual del sufrimiento».
Pero sin duda la gran revelación que contiene este libro, «una de las características que lo hacen único» según su autor, es que en 1984 la Madre Angelica vivió lo que la literatura mística conoce como Noche Oscura del Alma, descrita en las principales obras de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús.
El volumen contiene el diario de esa época. «Acababa de perder a su madre y la cadena se encontraba en una situación económica delicada», explica Arroyo en referencia a EWTN, fundada en 1981. En un momento de «profunda oscuridad», ella escribió unas páginas llenas de «descarnadas y apasionadas súplicas a Dios buscando respuestas y buscando la luz. Creo que esto va a influir en mucha gente, les dará esperanza recordándoles que a veces Dios permite la oscuridad como vía hacia una luz mayor».