La Casa de los Comunes del Reino Unido se dispone a votar una legislación esta semana que pretende introducir un programa de educación sexual a niños de escuela primaria, a partir de los cinco años. La Children, Schools and Families Bill también contiene muchas otras cláusulas que, dicen los críticos, no es tanto una negación de la enseñanza católica «como un completo desarraigo de la relación de ley natural entre padres, hijos y el Estado».
 
La ley, que los miembros del Parlamento votarán este martes está causando una amplia preocupación entre sacerdotes y laicos del Reino Unido, que la ven como una ulterior erosión de las legítimas libertades. Dado que muchas de las escuelas católicas son financiadas o mantenidas por el Estado, la ley también amenaza erosionar la identidad católica de estas escuelas.
 
La legislación -que un sacerdote calificó de “espantosa”, sería imperativa para todas las escuelas estatales, incluidas las escuelas confesionales con financiación pública-, pretende no sólo enseñar sexo y educación en relaciones (SRE) sino que incluye orientación y direcciones para abortar y otros servicios opuestos a la vida y la familia.
 
Los críticos afirman que las escuelas serían forzadas a enseñar SRE según los principios de «igualdad», «diversidad» y «derechos», lo que es interpretado por el Gobierno como que incluye el aborto, control de natalidad, homosexualidad y «un amplio abanico de prácticas sexuales». También tendrán que examinar sus programas de SRE según los principios de la ley, y tener en consideración el programa de educación sexual del Gobierno.
 
El Gobierno insiste en que las escuelas confesionales tienen derecho a proteger su ideario, pero queda sin clarificar cómo el Gobierno ordenará a las escuelas confesionales aceptar su agenda de salud sexual. Grupos de defensa, como la Sociedad para la Protección de los Niños no Nacidos (SPUC), afirman que aunque las escuelas puedan adaptar «el modo en que se enseñan las cosas», el Gobierno a pesar de todo insistirá en que todos los aspectos de SRE tendrán que ser impartidos en todas las escuelas.
 
«No puede haber duda de que el Gobierno usará la ley, si se aprueba, para promover el aborto en las escuelas -dijo John Smeaton, director de SPUC-. Los principios de la ley serán usados para asegurar que la propaganda pro-aborto domine el contenido de la educación sexual».
 
«Igualdad» y «diversidad», dijo, «serán usadas para suprimir la oposición al aborto» y la abolición del derecho de los padres a retirar a los chicos mayores de las clases de educación sexual, «asegurará que ningún niño deja la escuela estatal sin que su cerebro haya sido lavado con la mentalidad pro aborto».
 
Los padres pueden pedir retirar a sus hijos de las lecciones de SRE, pero una vez que sus hijos llegan a los 15 años no podrán hacerlo. Los críticos señalan que esta edad está por debajo de la edad legal de consentimiento en el Reino Unido que es de 16 años. Actualmente, los padres tienen derecho a retirar a sus hijos de las clases de educación sexual a lo largo de todos los años de la educación obligatoria, aunque quienes se oponen a la ley afirman que el proceso es «confuso».
 
Personas de otras confesiones y no creyentes se han unido a las protestas afirmando que la legislación amenaza a la ley natural.