En una conferencia ante 3.500 personas con motivo del Encuentro de Juventud y Familia del Regnum Christi celebrado en México DF, el secretario general de la Legión de Cristo, el padre Evaristo Sada, ha asegurado que la legión debe «identificar las causas, asumir las consecuencias y corregir lo que haya que corregir» en la Congregación, que vive sus momentos más difíciles a raíz de hacerse pública la vida escandalosa de su fundador, el padre Marcial Maciel.

Si todos los plazos previstos se cumplen, a mediados de marzo,los visitadores apostólicos designados por la Santa Sede, entre los que se encuentra el obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, entregarán sus informes a Benedicto XVI.

Religión en Libertad ofrece en primicia en España el contenido de estas reflexiones, en las que el padre Sada reitera las peticiones de perdón, compara el episodio de la tempestad en el Mar de Galilea con la actual situación de la Legión de Cristo y extrae lecciones de confianza, humildad, misericordia y compromiso.

«Eres un hombre como los demás. Cristo espera de ti que seas como Él, que le representes. Las personas esperan de ti que seas como Cristo. Y tú sabes bien que eso te desborda, te excede. Las personas vienen a ti para conocer la voz de Dios, para recibir el perdón de Jesús. No puedes defraudarlos. tienes que aprender a convivir con esa aradoja en tu interior y en tu conciencia».

«De todo corazón quiero pedir perdón a las personas a las que nuestro fundador haya afectado a causa de los actos inmorales de su vida personal y a las personas que se hayan sentido heridas por sus consecuencias. El P. Álvaro (Corcuera, director general de la Legión de Cristo) lo ha hecho y lo está haciendo en público y en lo personal, pero de nuevo pedimos perdón porque nos pesa sinceramente lo que la Iglesia y estas personas han sufrido».

«La tormenta en que nos hemos visto envueltos no se la hubiera imaginado nadie. Es tremenda. Como en todo momento difícil, debemos ayudarnos, comprendernos, respetarnos, reconciliarnos, estar con losmás afectados, cansados, confundidos o heridos. Sobrellevando las cargas del otro (Gal 6, 2). Comprendo que haya decepción, tristeza y desconcierto».

«Lo más importante es que Jesús está en la barca, trata de mantenernos a todo a bordo, unidos y en confianza. Quiere llevarnos a la otra orilla, donde está Dios Padre esperándonos con los brazos abiertos».


«En la entrevista que tuve con uno de los visitadores que nos asignó la Santa Sede, me preguntó: Cuando sus superiores le informaron a usted sobre los comportamientos inmorales de la vida de su fundador, ¿usted perdió el piso (suelo)? ¿Se le desmoronó todo? Le respondí: yo no estaba fundado en la persona de nuestro fundador. Se me desmoronaron las agarraderas humanas y eso es duro, pero la roca sobrela que estoy fundado está firme. Es la roca del amor de Dios. Estoy fundado sobre la certeza de que esta obra es de Dios y es a dios a quien me he consagrado. Tengo el ancla echada para arriba. Y allá arriba hay roca firme. No perdí el norte. Mi modelo es uno: Jesucristo. Amo a Cristo más que nunca».


«Después de darle muchas vueltas, llegué a la convicción de que debo tener confianza, pues fue Jesús quien me invitó. La barca son las mismísimas manos del Padre. En esas manos veo la Legión y el Regnum Christi, veo mi vida. En sus manos estamos seguros y en paz. Jesús nos dice: "Ánimo soy yo. No tengáis miedo". No se trata de no turbarse: María se turbó, Jesús se angustió en Getsemaní. Sino de aprender a sufris con Jesús y a su estilo».

«Debemos identificar las causas, asumir las consecuencias y corregir con determinación lo que haya que corregir para que no vuelva a suceder. Reconocer con humildad también que Dios ha bendecido la Legión de Cristo y al Regnum Christi en muchas cosas y que a nosotros corresponde cuidar esos talentos. No son para enterrarlos bajo tierra».

«Humildad para reconocer que cuando viví con nuestro fundador no vi las cosas negativas que ahora conocemos; no las vi, sólo fui capaz de ver lo bueno y no me di cuenta de lo malo. Dios así lo permitió. Ahora que las conozco, me duele mucho constatarlo, me duele por las personas que han sufrido, me duele que se haya provocado desprestigio al sacerdocio católico».

«He aprendido a comprender mejor la debilidad de la condición humana y a no juzgar a las personas. Esto es algo que corresponde sólo a Dios».

«Elegir el perdón es renunciar al rencor y al resentimiento. Renunciar al orgullo y poner humildad. Renunciar a la dureza de corazón y poner aquí misericordia. Tenemos una oportunidad de oro para dejar que el amor de Dios saque bien de aquí. La Providencia de Dios sabe por qué permite las cosas».

«Esta es mi familia. La familia ala que dios me ha llamado. Debemos valorar con humildad las cosas buenas que dios nos ha dado y en un clima de mucha oración, de obediencia y unidad, afrontar con honestidad lo que sea necesario para superarnos. Nos necesitamos los unos a los otros. Hemos entendido que aquí nos toca a todos arrimar el hombro. Este es un nuevo capítulo de nuestra historia. El panorama que tenemos por delante es apasionante, aunque nada fácil. Y la responsabilidad está en nuestras manos».

«Es exigente. sí. Es que el evangelio es exigente. Esta es una maravillosa oportunidad para dar testimonio de que el amor es más fuerte».

«Jesucristo nos ha dicho: "ven". Y si lo hace es porque Él nos cree capaces de caminar sobre el agua».