Según señala la agencia vaticana Fides, Shazia fue sacada de su casa por un hombre llamado Amanat, quien con engaños prometió a su madre una vida digna para su hija en hogares de familias ricas de Lahore, vendiéndola como «empleada doméstica» al abogado musulmán, Chaudhry Muhammad Naeem, quien tras violarla y asesinarla intentó sobornar a la familia por su silencio.
 
«El triste caso de Shazia –explica la nota– está mostrando vías y dinámicas» usadas por los criminales para la venta de menores que son «arrancados de familias pobres, a menudo cristianas, con la ilusión de dirigirles hacia una vida digna en medio de familias de clase burguesa; son vendidos a estas familias, convirtiéndose en “pequeños esclavos” a merced de sus propietarios, perdiendo su libertad y viviendo prácticamente bajo secuestro»,informa ACI.
 
Asimismo, explican los investigadores, el tema de Shazia «es particularmente espinoso porque toca a un hombre de la ley, una persona que debería hacer aplicar la justicia, y que sin embargo se ha convertido en cómplice de acciones criminales».
 
Tanto Chaudhry Muhammad Naeem como Amanat se encuentran detenidos. Este último fue intervenido el 23 de enero por violencia y tráfico de menores y la policía de Lahore ha recuperado por lo menos otros tres niños que habían caído en su red de tráfico.
 
«Muchos niños –concluye la nota– son vendidos como esclavos para trabajar o para la prostitución en Pakistán. Según la International Labour Organizaton (ILO), unos 12 millones de niños paquistaníes se ven obligados al trabajo infantil, a menudo en condiciones de esclavitud real. Este fenómeno, nota la Human Rights Commission of Pakistan (HRCP), está aumentando preocupantemente».