Quien fuera obispo anglicano auxiliar de Newcastle, Paul Richardson, ya se encuentra en plena comunión con la Santa Sede. Richardson, que también ejerció como prelado anglicano en Papua Nueva Guinea y en la diócesis Wangaratta en Australia - fue recibido en la Iglesia en la capilla de la Universidad de Durham el mes pasado.
Según informa Damian Thompson en el diario británico The Telegraph, Paul Richardson asegura que su conversión no es el producto de las recientes controversias relativas a la posibilidad de acceder al orden sacerdotal para mujeres y homosexuales. «Me hubiera convertido en un católico, incluso si no de la Iglesia de Inglaterra era ordenar mujeres obispos», asegura el antiguo prelado. «En cierto sentido creo que es lo que he sido siempre, así que esto es como volver a casa».
Richardson, de 63 años, no tiene previsto unirse a la estructura basada en un ordinariato prevista en la «oferta» de Benedicto XVI a los anglicanos que quieran unirse a las filas católicas, pero no ha descartado la ordenación como sacerdote católico: «No se puede saltar y decir “quiero ser ordenado”. Creo que tengo que dejar que la Iglesia me guíe sobre eso», asegura Richardson.
En la actualidad, Paul Richardson vive en Londres, donde asiste a la misa diaria en la catedral de san Jorge en Southwark con el convencimiento de que «estoy muy feliz de ser sólo un católico común».
Según informa Damian Thompson en el diario británico The Telegraph, Paul Richardson asegura que su conversión no es el producto de las recientes controversias relativas a la posibilidad de acceder al orden sacerdotal para mujeres y homosexuales. «Me hubiera convertido en un católico, incluso si no de la Iglesia de Inglaterra era ordenar mujeres obispos», asegura el antiguo prelado. «En cierto sentido creo que es lo que he sido siempre, así que esto es como volver a casa».
Richardson, de 63 años, no tiene previsto unirse a la estructura basada en un ordinariato prevista en la «oferta» de Benedicto XVI a los anglicanos que quieran unirse a las filas católicas, pero no ha descartado la ordenación como sacerdote católico: «No se puede saltar y decir “quiero ser ordenado”. Creo que tengo que dejar que la Iglesia me guíe sobre eso», asegura Richardson.
En la actualidad, Paul Richardson vive en Londres, donde asiste a la misa diaria en la catedral de san Jorge en Southwark con el convencimiento de que «estoy muy feliz de ser sólo un católico común».