(Agencias/ReL) La justicia italiana ha dictado la sentencia definitiva para dejar de alimentar artificialmente a una mujer italiana que lleva 16 años en coma. Se trata de Eluana Englaro, que sufre daños irreversibles desde 1992, cuando tenía 19 años y tuvo un accidente de coche. Su padre llevaba años luchando para que se diera este paso. Según ha anunciado la agencia Ansa, el Tribunal de Apelación de Milán ha autorizado a que el padre de Eluana Englaro interrumpa las medidas de "nutrición e hidratación" que se mantienen desde hace 16 años. El pasado año, la Corte di Cassazione italiana se pronunció a favor de esta medida, siempre y cuando se cumplieran dos condiciones. Por un lado, que la paciente estuviera en coma irreversible, algo que se cumplía en el caso de Eluana. La segunda circunstancia era más difícil de demostrar y se trataba de probar que la enferma, en caso de poder elegir, hubiera optado por no continuar con las medidas artificiales para prolongar su vida y, por tanto, su estado vegetativo. Por este motivo, y a pesar de su sentencia favorable, la Corte Suprema dejaba en manos del Tribunal de Apelación la decisión final que, según se ha dado a conocer hoy, coincide con la que se tomó el pasado año. El padre de Eluana, Beppino Englaro, lleva 15 años reclamando esta opción. A los 12 meses del coma de su hija, tiempo tras el que se considera que la situación es irreversible, Beppino empezó a reclamar a los especialistas que se encargaban del tratamiento de su hija que la desconectaran. Ahí empezó una larga batalla legal con diferentes sentencias, unas a favor y otras en contra de frenar la alimentación de la paciente. Sin embargo, los múltiples recursos interpuestos por el abogado de la familia, además de reabrir en Italia el debate de la eutanasia, le han llevado a esta última decisión que permite cumplir el deseo de Beppino: cesar la agonía por la que está pasando su hija, que tiene en la actualidad 34 años. Los jueces mantienen que la decisión de interrumpir el tratamiento era "inevitable", comprobada "la extraordinaria duración de su estado vegetativo permanente". El juez Filippo Lamanna ha señalado en su decisión que la visión de la vida de Englaro es "irreconciliable" con la pérdida total e irreversible de las facultades psíquicas y con la supervivencia "sólo biológica de su cuerpo". El Tribunal excluye además que la elección del tutor y padre de Englaro de pedir la suspensión de la alimentación "haya sido expresión de su opinión personal sobre la calidad de la vida" de la hija o por intereses que no sean "los de respetar la voluntad" de la mujer. El padre de Englaro ha declarado a medios locales desde Milán, al conocer la decisión, que "ha ganado el Estado de derecho" y que seguirá "el camino que me han indicado hoy los jueces, pero este asunto debe ser una decisión privada de la familia". Fuentes judiciales indican que la decisión del Tribunal es de aplicación inmediata, aunque depende del tutor esperar los 60 días que marca la ley para un eventual recurso ante el Supremo. Ésta no es la primera vez en la que se opta por dejar de aplicar medidas o terapias médicas para seguir alargando la vida. En diciembre de 2006, Piergiorgio Welby, un paciente con distrofia muscular, fue desconectado de su respirador artificial. Este caso provocó una inmensa conmoción en Italia y puso en evidencia la laguna jurídica existente en este país para rehusar un tratamiento médico. El Vaticano se ha manifestado en repetidas ocasiones contra toda forma de eutanasia. En febrero de 2007, un juez se mostró contrario a desconectar el respirador a otro enfermo con distrofia muscular. "Es imposible ordenarle a un médico, hasta indirectamente, cumplir un acto que su conciencia le prohíbe", dictaba aquella sentencia.