Así lo explicó en la tarde de ayer en un encuentro con periodistas en la sede de Radio Vaticano, tras concluir la cumbre episcopal irlandesa en la que se analizaron los casos de abusos sexuales por parte de sacerdotes, calificada por el purpurado como un encuentro más intenso y franco que un «sínodo». El primado reveló que al principio, cada uno de los 24 obispos diocesanos irlandeses tomó la palabra.
En declaraciones a ZENIT, el cardenal Brady reveló que en su intervención informó a los obispos y al Papa sobre los acontecimientos de los últimos meses en la Iglesia en Irlanda, en la que también ha habido noticias positivas, como el desarme, pero sobre todo dejó espacio a su experiencia tras haber escuchado a víctimas y a personas afectadas por los escándalos.
El cardenal, explica: «He referido mi experiencia personal al escuchar a mucha gente en las últimas seis semanas. El último jueves tuve un encuentro con 70 fieles de una parroquia y me confesaron su conmoción y vergüenza. Quieren saber cómo algo así pudo suceder».
Sean Brady, quien en su comparecencia ante los periodistas estaba acompañado por otros cuatro obispos irlandeses, explicó que las víctimas y otras personas les han explicado que para que la Iglesia pueda recuperar la credibilidad se necesita «humillación». Por este motivo, aclaró, la Iglesia comienza un período particular de penitencia con esta Cuaresma.
El cardenal reconoció que no puede prever cuánto tiempo llevará el proceso de recuperación de la credibilidad, «pero puedo decir que haremos todos los esfuerzos posibles para curar esta herida y, con la ayuda de Dios, lo lograremos, colaborando con el Estado y con todos los fieles que nos ayudan en este servicio. Es muy importante para el futuro de la Iglesia, pues los niños y los jóvenes son el futuro de la Iglesia. Tenemos que estar seguros de que ellos estén seguros».
En el encuentro, aclaró, el Papa presentó a los obispos el borrador de la carta que ha escrito a los irlandeses y que será publicada en esta Cuaresma. Los obispos pudieron hacer sus aportaciones al texto del Santo Padre.
Por eso, explica, este encuentro no se ha centrado en tomar disposiciones concretas. De hecho, para las medidas más concretas que tiene que tomar la Iglesia en Irlanda se ha convocado una asamblea plenaria del episcopado dentro de tres semanas.
El cardenal reconoció los errores y culpas que los pastores de Irlanda han tenido a la hora de afrontar los casos de abuso sexual en sus diócesis, y explicó que en este sentido no se pueden atribuir responsabilidades a la Santa Sede, pues los clérigos o religiosos dependían de sus superiores locales.
«El Santo Padre sugirió medios para el gobierno de la Iglesia --explicó el cardenal en sus declaraciones a ZENIT--: necesitamos una mayor colaboración entre las diócesis y los religiosos, entre los laicos y los ministros ordenados, y antes de inventarnos nuevas estructuras, tenemos que utilizar los mejor posible las que ya existen: como los consejos pastores parroquiales, o los consejos diocesanos... Tenemos que ayudar a la gente a comprender que por el bautismo ellos también son corresponsables junto con los ministros ordenados del futuro de la Iglesia».
Los periodistas preguntaron al cardenal si habrá un encuentro del Papa con las víctimas irlandesas de abusos de sacerdotes. «No lo sé --respondió--. Depende de si viene a Irlanda, pero este año él irá a Inglaterra y Escocia. Sabemos que ha encontrado a víctimas en Australia y en Estados Unidos, y esto nos da la esperanza de que pueda reunirse con otras víctimas en Irlanda».
Para el cardenal lo importante es la renovación de la fe de la Iglesia en Irlanda, pues la crisis de los abusos sexuales se debe también a causa de la crisis de fe en Irlanda, en particular, entre sus sacerdotes.
¿Qué quiere decir renovación de la fe? Según el cardenal quiere decir «una renovación de la fe, de la oración, de la caridad. Y tenemos que comenzar con esta renovación en el inicio de Cuaresma».