Diferentes medios de comunicación, al comentar el libro, se ha centrado básicamente en tres temas: el primero es la supuesta flagelación de Wojtyla; el segundo es una carta escrita en 1994 en la que el pontífice asegura que podría renunciar en caso de "enfermedad incurable" o de un impedimento para "ejercer (suficientemente) las funciones del ministerio petrino", el tercero es una carta abierta dirigida al hombre que atentó contra su vida en 1981, Alí Agca.

Para aclarar estos temas, ZENIT habló con el prefecto emérito de la Congregación vaticana para las Causas de los Santos, el cardenal José Saraiva Martins, quien estuvo presente en el lanzamiento del libro.


En una de sus últimas páginas del libro hay un párrafo que indica que, según algunos testigos consultados por el postulador, el Papa Juan Pablo II "se flagelaba". Un hecho que aún continúa siendo hipotético ya que hasta ahora nadie ha dado fe de haberlo visto.

"En su armario, entre las sotanas, tenía colgado un particular cinturón para los pantalones que utilizaba como una fusta y que hacía que se la llevaran siempre también a Castel Gandolfo", dice "Por qué es santo". El autor no entra en más detalles. Esa es toda la descripción sobre el polémico tema dentro de las 192 páginas del libro.

Algunos periodistas han dicho que la supuesta flagelación de Juan Pablo II "podría detener el proceso de beatificación". Otros se han atrevido a decir las rigurosas penitencias del Papa eran consecuencia de un "desequilibrio mental".

Frente a estas afirmaciones el cardenal Saraiva explica a ZENIT que la flagelación: "no es más que la expresión más hermosa del espíritu cristiano, de la fe vivida por esa persona que quiere asemejarse a Cristo, que fue flagelado".


Entonces, ¿es necesario este tipo de prácticas para alcanzar la santidad? El cardenal Saraiva responde que el santo debe "flagelarse espiritualmente", es decir, tener siempre un espíritu de penitencia y sacrificio. Saber ofrecer el dolor físico y espiritual.

"Está claro que la santidad supone un gran heroísmo en vida, supone muchas renuncias, supone una fuerza de voluntad extraordinaria para poder imitar a Cristo. Supone una gran valentía. Exige una preparación espiritual y una renuncia a muchas cosas, vivir su vida según los principios del Evangelio", aclara el purpurado,
El cardenal subraya que en el caso de los santos que voluntariamente se han sometido a una rigurosa penitencia, estas prácticas no han tenido nada que ver con un desequilibrio psicológico: "Los santos son en primer lugar personas normalísimas. De no ser así no podrían ser santos. Hay muchos santos que hacían penitencia y veían esto como un modo de dominar el propio cuerpo, no tiene nada que ver con la psicología".

En uno de los subtítulos del capítulo dedicado a "El Papa", el padre Oder dice: "En la Iglesia no hay puesto para un Papa emérito". En esta parte del libro cuenta que Juan Pablo II decía que si dejaba el pontificado sería solamente por voluntad de Dios.

"No quiero ser yo quien ponga fin a esta tarea. El Señor me ha traído hasta aquí. Dejo que sea Él quien juzgue o disponga cuándo este servicio deba terminar", decía el Papa, según cuenta el libro.

El libro presenta una carta, hasta ahora inédita, escrita por Juan Pablo II en 1994, cuando estaba a punto de cumplir 75 años, edad en la que los obispos y cardenales deben presentar la renuncia, en la que afirma la posibilidad de dimitir al cargo en un caso de extremo impedimento físico y mental. Pero siempre en sintonía con la voluntad de Dios.


Sobre este tema el cardenal Saraiva asegura que el libro no presenta "nada nuevo". Se trata solamente de "seguir las disposiciones de Pablo VI" quien dijo que no podría dejar su cargo a menos que sufriera de una "enfermedad incurable" que impidiera física y psicológicamente seguir con esta responsabilidad. De ser así el Papa debería renunciar ante el decano del Colegio Cardenalicio.


En cuanto a la carta abierta a Alí Agca, que aparece en el libro con fecha del 11 de septiembre de 1981, el purpurado afirmó que en ella está escrito "lo que todos ya conocemos. El Papa lo perdonó aunque él [Agca] no pidió perdón"


El cardenal afirma que el libro recientemente publicado no tiene por qué detener ni acelerar el proceso de beatificación del pontífice, debido a que el pasado 19 de diciembre la Santa Sede publicó el decreto sobre la heroicidad de sus virtudes. Desde ese momento, Juan Pablo II comenzó a recibir el título de venerable.

"La Congregación para la Causa de los Santos, cuando recibe la documentación del candidato a los altares, lo primero que hace es estudiar la manera en que ha vivido las virtudes cristianas", aclara el purpurado.

"No de manera común, no una santidad ordinaria sino una santidad en grado heroico. La heroicidad es lo que distingue a los santos de los demás cristianos", por ello lo único que faltaría para que Juan Pablo II reciba el título de santo es la prueba de un milagro que haya sido realizado por su intercesión y que sea inexplicable para la ciencia.

En cualquier proceso de beatificación, la labor del postulador debe consistir en recopilar testimonios e información que comprueben la santidad del candidato. Su opinión no cuenta en el proceso. Este es estudiado exclusivamente por la Congregación de la Causa de los Santos.

Sabiendo que el postulador debe ser una persona neutra, ¿no resulta imprudente que publique un libro que tenga justamente por título "Por qué es santo", cuando el candidato a los altares ni siquiera ha sido beatificado?

El prefecto emérito aseguró que el postulador, a título personal "puede decir lo que quiera" y aclara que este libro "no tiene nada que ver con el proceso en sí mismo", es decir, no lo acelera ni lo detiene.

Subraya que el título del libro responde más bien clamor del pueblo, quien desde el momento de su muerte salió a la calle con carteles que decían "santo subito", "santo pronto".