Sor Verónica, maestra de novicias del Monasterio de las Hermanas Clarisas de Lerma (Burgos) durante muchos años, y auténtica alma mater de ese "milagro" vocacional único en España, ha explicado por primera vez en un libro titulado "Ven y verás", los motivos que le hicieron consagrarse a Dios como religiosa de clausura.
La llamada
María José Berzosa, de nombre civil, entró el 22 de enero de 1984 en el Monasterio de Lerma consagrándose como Verónica María. No precisa el momento que se sintió llamada a entregarse completamente a la vida religiosa: "No sé un momento puntual en que Él me llamara; me puse a seguirle. Me coloqué en la fila de los cristianos y de los consagrados, y aquí estoy, en la Iglesia de Cristo".
"Cristo: mi amor"
"Al conoce a Cristo -señala Sor Verónica- mi Vida, mi Amor y mi Salud, no pude más que abrazarle y no querer soltarle jamás. Él ha crecido en mí, y yo he crecido en Él, y no pude más que elegirle como el amor de mi juventud: Señor mío y Dios mío, mi inseparable vivir. Él es mi identidad, Él es mi destino y mi vocación".
"¿A quién voy a seguir?"
Sor Verónica subraya que "todo mi ser de mujer ha quedado fascinado y cautivado por esta promesa y realidad: ¡He sido creada a imagen y semejanza de Cristo! ¿A quién voy a seguir? Sólo a Él, mi único e incomparable".
"Ser cristiana es lo mejor que me ha pasado"
"Ser cristiana es lo mejor que me ha podido pasar en esta vida -dice la religiosa-. Sólo en los cristianos he visto hecha carne la Vida que me fascina. ¿Qué tienen los cristianos para que así me cautiven?".
Hombres libres
Sor Verónica responde con contundencia: "Vi hombres libres y creí en la libertad. Me encantan los cristianos, porque en cada acontecimiento, lo entiendan ahora o más tarde, abrazan a Dios que sale al paso de su libertad siempre con un designio salvador, para levantarles a una altura insospechada, a la altura del Espíritu".
Fecundidad
"Me fascina ver cristianos libres en la salud de Cristo -escribe- que saben vivir con tanta vitalidad, con tanta fuerza y ánimo, con dignidad y elegancia, con belleza y armonía. Veo tanta fecundidad en ellos que me apasiona vivir entre cristianos en los que encuentro inmensas posibilidades, divinas posibilidades que el hombre sin Dios no puede ni vivir ni ofrecer".
Por último, Sor Verónica subraya: "Soy gracias a Cristo y a la Iglesia".