El Santo Padre expresó su esperanza en que «el continuo diálogo luterano-católico en Estados Unidos de América y a nivel internacional contribuya al progreso de los acuerdos alcanzados hasta ahora».
 
El Papa subrayó que «cosechar los resultados del diálogo luterano-católico que de manera tan prometedora se produjeron tras el Concilio Vaticano II, es una tarea importante que queda por realizar» y señaló la necesidad de «un ecumenismo espiritual fundado en una oración ardiente y en una conversión a Cristo, fuente de gracia y de verdad» para seguir trabajando en el diálogo ecuménico.
 
Benedicto XVI concluyó haciendo suyo el deseo manifestado por el venerable Juan Pablo II a una delegación de la Iglesia Luterana de América en 1985: «Abramos nuestros corazones al Señor para que pueda usar este encuentro parar sus fines, para alcanzar la unidad que desea. Gracias por los esfuerzos en favor de la unidad plena en la fe y en la caridad».