Hoy se inicia el Sínodo de la Iglesia de Inglaterra y el obispo de Manchester, Nigel McCullogh, ha adelantado que se abolirá la figura de los «obispos itinerantes» que atendían a las parroquias conservadoras, aquellas que no creen que las mujeres reciban de Dios poder de consagrar o de ordenar clérigos, por mucho que la Iglesia Anglicana les asegure que Dios así lo hace. Estas parroquias dejarán de estar bajo la protección de obispos con su mismo ideario, «una colonia protegida», según lo definía uno de los obispos itinerantes, Andrew Burnham, obispo de Ebbsfleet, que ya en febrero de 2009 sospechaba que esta protección se acabaría pronto.
Ahora, una parroquia conservadora dependerá de su obispo (u obispa) local. Si los feligreses se niegan a recibir a su obispa o a sacerdotisas para las confirmaciones o ceremonias, la obispa puede enviar a un obispo auxiliar, o un obispo vecino. O no enviarlo, «para que aprendan», o acosarles de diversas maneras, que es lo que ha sucedido entre los episcopalianos, los anglicanos de Estados Unidos, desde que Katharine Jefferts Schori fue designada líder de esta iglesia liberal en noviembre de 2006. De hecho, las presiones de los episcopalianos sobre Inglaterra han sido constantes: simplemente, resultaba inaceptable que hubiese un «gueto conservador» de anglicanos que no acatase el clero femenino. Al eliminar la figura protectora de los obispos itinerantes (a la que se acogían a varios niveles unas mil parroquias) queda abierta la veda para que la jerarquía liberal agobie a las parroquias conservadoras. Este acoso en Estados Unidos y Canadá motivó que en julio de 2009 naciera, con 720 parroquias, la Iglesia Anglicana de América del Norte, casi todas de anglicanos de espiritualidad evangélica y una lectura conservadora de la Biblia.
Los anglicanos conservadores de tradición evangélica del grupo Reform han anunciado que, sin obispos itinerantes, animarán a sus clérigos jóvenes (casi un centenar, sin cargas familiares) a dejar la Iglesia de Inglaterra. Algunos quizá organicen su propia iglesia, como en América del Norte. Otros se sumarán a los fieles de tradición anglocatólica que están ponderando la propuesta del Papa: ser recibidos como católicos, con tradiciones anglicanas, en ordinariatos personales que mantengan su liturgia y estilo. El 22 de febrero, fiesta de la Cátedra de Pedro, los obispos conservadores habían anunciado una primera respuesta a la invitación del Papa. Parece que el Sínodo quiera hacerle fácil la decisión de irse a los fieles interesados en la doctrina católica.