Ahora que se acerca la Semana Santa llega uno de los momentos estelares del Valle de los Caídos. Durante la de 2008, por ejemplo, fue el monumento más visitado de España, por encima del monasterio de El Escorial y del Palacio Real de Madrid, según datos de Patrimonio Nacional.

Pero tanto los turistas como los fieles que se acercan a la Basílica desde hace pocas semanas se están encontrando una desagradable sorpresa: está cerrada por obras. El acceso sólo se permite para la misa conventual, que los monjes benedictinos continúan celebrando la mayor parte de los días a las 11.00 de la mañana. Un cuarto de hora antes se abre la puerta, y aproximadamente a las 12.00 se invita a los presentes a abandonar el recinto, en el que por ahora no ha comenzado obra alguna que pueda apreciarse.

El cierre está anunciado en forma de aviso en la página web de Patrimonio Nacional. Señala además que el acceso al recinto será gratuito mientras dure el cierre. Comenzó el 23 de noviembre y afecta también a la base de la Cruz y al funicular. Las estatuas de Juan de Ávalos son las que más han sufrido el deterioro por las inclemencias del tiempo, que provocaron hace dos años desprendimientos en el Cristo de la Piedad que domina la entrada, y en la enorme imagen de San Juan Evangelista al pie del monumento.

Sin embargo, el interior del templo apenas presenta algunos problemas de humedad, con la cúpula ya restaurada de los efectos del incendio y la humareda causados por el atentado del Grapo del 7 de abril de 1999, que no provocó heridos -el artefacto estalló de madrugada- pero sí daños materiales que la sentencia condenatoria de los terroristas estimó en más de setecientos mil euros.

El Valle de los Caídos ha sido objeto de polémica en torno a la llamada Ley de Memoria Histórica, cuyo artículo 16.2 prohíbe celebrar en él «actos de naturaleza política ni exaltadores de la Guerra Civil, de sus protagonistas, o del franquismo». El artículo 16.1 establece que «se regirá estrictamente por las normas aplicables con carácter general a los lugares de culto y a los cementerios públicos».