José Luis Rodríguez Zapatero ha vuelto a repetir en su intervención en el Desayuno Nacional de Oración, como había presagiado ReL, su famosa enmienda a la totalidad a las palabras de Cristo recogidas en el Evangelio de san Juan, «la verdad os hará libres».
«La libertad es la verdad cívica, la verdad común. Es ella la que nos hace verdaderos, auténticos como personas y como ciudadanos, porque nos permite a cada cual mirar a la cara al destino y buscar la propia verdad», ha asegurado el presidente Zapatero.
También ha enarbolado la bandera de la libertad para hacerla «fundamento de la esperanza», apoyado en el pasaje del Quijote que dice: «Por la libertad, así como por la honra, se puede aventurar la vida. La libertad es uno de los más preciosos dones que a los hombres donaron los cielos».
Pese a mantener su postura hostil a las creencias en general y a la católica en particular, Zapatero ha asegurado que defiende la tolerancia religiosa e incluso ha llegado a reconocer que España es «una nación» y «sobre todo, cristiana», citando a Carlos Fuentes.
Tolerancia que ha definido como «mucho más que la aceptación del otro; es decubrir, conocer y reconocer al otro», porque sobre el conocimiento se cinstruyen la «concordia» y la «paz».
En este ámbito, el presidente español volvió a reivindicar su Alianza de Civilizaciones, como ejemplo de tolerancia religiosa, para a continuación remarcar que rechaza «las afirmaciones excluyentes de superioridadmoral, el absolutismo o el fundamentalismo intransigente».
El dirigente socialista defendió en su intervención «el derecho de cada persona, en cualquier lugar del mundo, a su autonomía moral, a su propia búsqueda del bien», esto es, del relativismo moral, por el que ha apoyado, aunque de manera velada, las uniones homosexuales al reivindicar «la libertad de todos para vivir su propia vida, par avivir con lapersona amada y para crear y cuidar a su entorno familiar, mereciendo respeto por ello».
La cita exacta de la Biblia que ha utilizado Zapatero, de los más de 30.000 versículos del libro sagrado de las confesiones cristianas, está tomada del Deuteronomio, capítulo 24, y en ella se dice: «No explotarás al jornalero pobre y necesitado, ya sea uno de tus compatriotas, o un extranjero que vive en alguna de las ciudades de tu país. Págale su jornal ese mismo día, antes que se ponga el sol, porque él está necesitado, y su vida depende de su jornal». Eso sí, le hurta medio versículo al final, que dice: «Porque no clame contra ti a Jehová, y sea en ti pecado».
En todo caso, estos dos versículos de la Biblia le han servido para elevar la voz y reclamar que no se deje de «velar por la buena integración de quienes han venido a trabajar y a convivir en nuestros países», también por los que «no podemos acoger entre nosotros y pasan hambre y miseria en tantos lugares de la tierra», momento en el que hizo una especial referencia a los haitianos, sacudidos por el reciente terremoto.
Zapatero aseguró por último en este capítulo, que «no hay tarea de la que como gobernantes nos sintamos más responsables, que no hay tarea que nos acucie más, que la de favorecer la creación de empleo».
Pocas horas antes de la intervención del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el Observatorio para la Libertad Religiosa y de Conciencia aseguró «aplaudir» la presencia del Jefe del Ejecutivo en el Desayuno Nacional de Oración al que ha sido invitado, al tiempo que le exhortaba a «que actúe en consecuencia y con coherencia paralice las reforma de la ley de Libertad Religiosa que, como se ha podido conocer por filtraciones a la Prensa, prohibiría realizar un acto similar en nuestro país».