Tras la masacre ocurrida en una fiesta de jóvenes en esta ciudad mexicana el pasado fin de semana, en la que fueron asesinados 16 jóvenes estudiantes de preparatoria y 12 quedaron lesionados, la Iglesia católica diocesana ha decretado un «estado de oración» permanente para detener la ola de violencia que ha hecho de esta ciudad fronteriza con El Paso, Texas, una de las más violentas del mundo.
 
Considerada como territorio de lucha enconada entre los diferentes cárteles de la droga, Ciudad Juárez enfrenta, también, problemas gravísimos de migración y de asesinatos (más de 400 en la última década) en contra de mujeres, informa Zenit.

Por tal motivo, la diócesis que encabeza monseñor Renato Ascencio León, ha declarado «estado de oración» para rezar no sólo por los asesinados, sino también por sus familias y por  quienes sobrevivieron a estos hechos que mantienen consternado al país entero.

El vocero de la diócesis, el padre Heziquio Trevizo indicó que, en señal de pésame, en los templos de Ciudad Juárez se colocarán moños negros, como signo de solidaridad con las familias de los jóvenes asesinados.

«Nuestro mensaje no puede ser otro mas que afrontar la vida con esperanza, hay una profunda insatisfacción social en lo que respecta al desempeño de nuestras autoridades, eso no se puede negar, nadie podría negarlo», dijo el portavoz de la Diócesis.

  El padre Trevizo llamó a la comunidad católica a unirse en oración «para pedirle a Jesucristo Nuestro Señor que cambie también los corazones de los que hacen estas cosas, que piensen en el inmenso, infinito e inútil dolor que producen estos crímenes».