La política económica del gobierno, según el analista, «ha estado marcada por una falta de definición tanto de perspectiva como de medios, secuestrada por la “recentralización” ideológica que quiere mantener a toda costa un orden de cosas que ahoga al país y que ahora, enfrentado a la severa crisis mundial, parece hacer aguas y sólo tiene como arsenal de respuesta las afirmaciones utópicas y el reajuste vía reducción fuerte de gastos que puede llevar a un colapso socioeconómico».
«A pesar de ciertos logros y la capacidad de posponer graves cuellos de botella en el sistema, la economía cubana se ve ahora enfrentada, debido a sus desequilibrios internos, y atenazada por la difícil situación mundial, a un entorno muy preocupante», añade el sacerdote.
Más adelante, el padre Moreno recuerda que el crecimiento económico de 1,4% en 2009 contrasta, gravemente, con el 6% previsto (y anunciado) por el gobierno cubano, quien admitió una grave crisis de liquidez y proyectó un discreto 1,9% para 2010, con medidas de ahorro, recorte de gasto social, y priorización a las inversiones en sectores que generan divisas, informa Zenit.
En opinión del padre Moreno, máster en Ciencias Económicas, del actual equipo económico de Castro no se conocen «ni sus intenciones, ni propuestas, ni planes, quizá a tono con la prevalencia de lo ideológico que siempre ha primado sobre la racionalidad económica».
Cuba tiene como principales fuentes de ingresos la venta de níquel, el turismo, la exportación de servicios a otros países, así como las remesas enviadas por cubanos que trabajan en el exterior.
No obstante, el artículo hace referencia a la «casi irrentabilidad en la explotación niquelífera con una caída del precio en un 80 por ciento», la reducción de ingresos por el turismo y las remesas, por la crisis económica que azota fuertemente a Estados Unidos, donde vive la mayoría de los emigrados cubanos.
También han mermado los ingresos por el trabajo de los médicos y otros profesionales que Cuba ofrece a Venezuela, ante las dificultades de este país por la caída de precios del petróleo por lo que la isla caribeña afronta una «delicada y explosiva exposición financiera», en la cual se incrementa la deuda externa, mientras «se han cerrado varias líneas de crédito y encarecido otras, agravando la iliquidez y corriendo el riesgo de insolvencia».
Otros temas que critica el artículo del padre Moreno son los niveles de eficiencia muy bajos de la agricultura y la industria cubanas, así como la «indisponibilidad» del gobierno a «potenciar las capacidades empresariales con reformas sostenibles».
Pese a que el gobierno busca impulsar la eficiencia con el pago por rendimiento laboral, la productividad decreció 1,1% en 2009. Persiste la burocracia, los robos al Estado para nutrir el mercado negro y el desestímulo porque el salario medio es de 20 dólares al mes, en una sociedad habituada al paternalismo estatal, con salud y educación gratis, y servicios subsidiados.
«Los llamados a trabajar duro y con eficiencia no lograrán cambiar la situación. Las condiciones socioeconómicas de un país no cambian por los discursos o por decretos. Son imprescindibles decisiones», escribe el padre Moreno en «Palabra Nueva».
El artículo termina diciendo que dos años y medio después de la llegada de Raúl Castro al poder, «no se vislumbra ninguna señal de los prometidos cambios» y «la desesperanza se ha expandido».