Analistas constitucionales, políticos y sociales advirtieron que el Presidente de Bolivia, Evo Morales, violó la Constitución que él mismo impulsó al celebrar una ceremonia religiosa de «bendición ancestral» con ritos precolombinos, cuando la Carta Magna afirma en el artículo cuarto que el Estado boliviano es laico y por tanto «es independiente de la religión».
La prensa local recogió las impresiones de diversos expertos luego que Morales participara en una ceremonia marcada por ritos de la cosmovisión andina en Tiwanaku, como el recibimiento de dos bastones de mando que representaban el poder y el equilibrio. Según el historiador aymara Fernando Huanacuni, el equilibrio es un don espiritual que debe acompañar a un líder elegido por la vida y la naturaleza.
En ese sentido, el politólogo Carlos Cordero explicó que si Bolivia se define como un país laico, «lo correcto sería que el Presidente no preste mayor respaldo a una religión en específico», en vez de querer «borrar de la memoria boliviana aquellos símbolos y personajes importantes que acompañaron nuestra historia».
Según otros expertos consultados, la realización de esta «bendición ancestral» obedeció a la necesidad del Gobierno de suplantar las ceremonias religiosas que se llevaban a cabo en anteriores mandatos.
El politólogo Jorge Lazarte dijo que si bien este acto tiene visos de inconstitucionalidad, la propia Constitución promulgada en febrero de 2009 tiene contradicciones «al decir primero que el país no tiene religión y, luego, en una serie de artículos, apoyar el rescate de las prácticas de la cosmovisión indígena».
Aunque miembros del oficialismo dicen que la ceremonia en Tiwanaku es una muestra de libertad religiosa, otros expertos insisten en que esta contradice el discurso del Estado laico plurinacional.
Incluso, se refirieron a la contradicción de que por un lado las Fuerzas Armadas ya no participen en ceremonias católicas, pero asistan a los ritos como el celebrado en Tiwanaku