A pesar de la caída demográfica, que está creando enormes problemas de carácter económico y social, en la Unión europea hay aún grupos que sostienen una ulterior reducción de los nacimientos. Una política aún más favorable al aborto y a las teorías malthusianas será sostenida el próximo 29 de enero en el Consejo de Europa por Christine McCafferty, durante la presentación del informe «Quince años después del programa de acción de la Conferencia internacional sobre población y desarrollo».
 
En 1994 tuvo lugar en El Cairo la conferencia de las Naciones Unidas sobre población y desarrollo. Otra conferencia sobre este tema debería haber tenido lugar diez años después, pero los grupos a favor del aborto prefirieron dejarlo pasar porque la administración estadounidense, entonces guiada por George Bush, se habría opuesto a las políticas antivida.
 
Ahora, con la nueva administración americana, los mismos grupos malthusianos están convencidos de que conseguirán hacer pasar sus políticas sobre temas de vida y de familia. Para comprender mejor los términos del debate, ZENIT ha entrevistado a Luca Volontè, miembro de la Comisión de Asuntos Sociales del Consejo de Europa.
 
- ¿En qué consiste el Informe «Quince años después del programa de acción de la Conferencia internacional sobre población y desarrollo», sobre el que McCafferty hará una exposición el próximo 29 de enero?
- El Informe tiene como objetivo introducir el «derecho al aborto» como derecho humano, Declara, en opinión de los Socialistas europeos y de la conferenciante, McCafferty, miembro autorizado del Board de la International Planned Parenthood Federation (IPPF), que la reducción de la población mundial es fundamental para el desarrollo y el bienestar de las naciones (ideología malthusiana). Además, presenta aspectos ulteriores y muy preocupantes invitando a los Gobiernos de los 47 países europeos a introducir, desde la primera infancia escolar, una educación sexual y una introducción a los métodos de «salud sexual reproductiva». En una palabra, se querría transformar la ocasión de los 15 años de la conferencia de El Cairo, en un paso ulterior hacia esas ideologías anti-humanas que no encuentran hasta ahora ningún consenso internacional.
 
- El Foro de las asociaciones familiares italianas y otras asociaciones como la ECLJ (European Center for Law & Justice) han criticado fuertemente este Informe, afirmando que promueve el aborto como un medio de planificación familiar, y que sostiene el control de la población según una mentalidad malthusiana. ¿Cuál es su parecer al respecto?
- He colaborado muy activamente con los Foro de las familias italianas y europeas, trabajo asiduamente con diversos institutos europeos y americanos que se prodigan en la defensa y la promoción de los valores de la familia fundada en el matrimonio heterosexual y la vida humana. Por tanto, y de ello dan testimonio mis enmiendas concretas, firmadas por representantes de muchas nacionalidades, nos estamos empeñando con muchos amigos para modificar radicalmente el Informe Mc Cafferty o, al contrario, para rechazarlo en la Asamblea.
 
- Europa sufre una gravísima crisis demográfica. Actualmente en la UE se practica un aborto cada 25 segundos y un divorcio cada 30. Sobre la base de estas dramáticas cifras, ¿le parece que sea necesario discutir planes de alargamiento de la posibilidad del aborto? ¿No sería el caso de discutir cómo ayudar a las mujeres a limitar el número de interrupciones voluntarias del embarazo?
- Estoy absolutamente de acuerdo. La crisis demográfica europea, además de ser inaceptable en el plano laico y religioso (basta aquí recordar la gran tradición judeo-cristiana y la lucidísima batalla laica de Norberto Bobbio y Pier Paolo Pasolini en Italia), es totalmente irracional para quien le importe algo el futuro de Europa. El invierno demográfico tendrá consecuencias devastadoras en el bienestar de todos los países, reducirá la riqueza y disminuirá la fuerza de trabajo y la innovación del continente europeo. De esto deberíamos discutir y sobre estos problemas deberíamos trabajar la Asamblea y el Comité de los Ministros de los 47 países del Consejo de Europa.
 
Respecto al segundo aspecto, el deseo de paternidad y maternidad de los jóvenes europeos y de las familias europeas es altísimo respecto al número real de hijos. Se ha discutido sobre esta injusticia, de qué deben hacer los Estados para secundar estos deseos en Viena en el pasado mes de junio, los Gobiernos están trabajando para valorar este deseo positivo de los ciudadanos europeos, mientras que la Asamblea parece distraída y anclada en una mentalidad ciega y sord a. Confío en que, también gracias a un Informe mío ya aprobado en la Comisión de Asuntos Sociales se pueda emprender el camino correcto de inversión en la cohesión familiar para producir cohesión social y capital humano.
 
- ¿No cree que ha llegado el tiempo de adoptar políticas económicas y sociales en apoyo de la cultura de la vida y de la familia?
- Todos los indicadores y los estudios estadísticos y sociales nos empujan a invertir en la cohesión familiar, en la familia como célula y factor de educación, responsabilidad, virtudes civiles y por tanto «buenos ciudadanos». Los datos sobre la decadencia de los jóvenes que han vivido condiciones de «rupturas» familiares son dramáticos, la dispersión de capital humano y de costes para el bienestar de los países está llevando a naciones enteras al colapso. Esta década, tan dramática, es la más grande ocasión que la Providencia nos da para relanzar con fuerza, como recordaba Juan Pablo II y nos dice Benedicto XVI, la Doctrina Social de la Iglesia y la centralidad de la vida y la familia.
 
Nosotros estamos convencidos desde siempre. Ahora que la historia lo confirma, sería paradójico que los cristianos comprometidos en la vida pública se encerrasen, atemorizados, en el silencio.
 
- Sobre estos temas, ¿cómo se han definido los grupos políticos presentes en el Consejo de Europa?
- En el Consejo de Europa (47 países, de los que 27 son miembros de la UE), se enfrentan dos grandes posiciones. La Popular, generalmente favorable pero demasiado tímida en la defensa de estos valores, con amplios sectores conservadores (GDE), y la guiada por los Socialistas, con alianzas significativas con sectores Liberales y de Izquierda radical, ligados a las viejas ideologías de origen marxista leninista, maltusiana, eugenésica y libertaria.
 
En resumen, un perenne capricho irracional del 68. Es cada vez más urgente responder de modo concreto al llamamiento del cardenal Ratzinger en 2004, cuando invitaba a todos los creyentes, no sólo los políticos, a concebirse como una «minoría creativa» y, añado yo, «combativa». También en el PPE si se lucha dando razón de las propias convicciones, con la ayuda de Dios, se pueden vencer las batallas fundamentales para el futuro de Europa, si en cambio se antepone el «éxito», la «carrera» y el «cálculo», entonces la única consecuencia será el abandono del futuro europeo en las manos suicidas de ideas y culturas que ya han demostrado su fracaso.
 
No perdamos la Esperanza, oremos unos por otros para ser testimonios dignos en este tiempo terrible y fecundo que el Señor nos da, seguros de la verdad de las palabras del Papa Benedicto, «Dios se hace carne y nos acompaña en nuestra vida».