Fue el pasado viernes y, quienes acudieron, debían de estar intrigados por que el evento tuviera lugar en la prestigiosa Universidad de la Sorbona. Pero cuando el olor a incienso y los compases del «Ave María» de Schubert empezaron a sonar, debieron saber que no se trataba de un pase de modas más. El diseñador de Givenchy, Ricardo Tisco, ha vuelto a sus raíces católicas y lo que se refleja en su nueva colección de otoño para hombre.
El propio Tisci ha declarado que «la religión está en buena parte de mi ADN y la colección está basada en mi catolicismo y la religión en general», para confirmar que se ha fijado en los sacerdotes, «en sus vestiduras negras y blancas, en los hábitos marrones de los franciscanos, y en las capas de los rabinos judíos» en busca de inspiración debido a que esta forma de vestir representa «la forma más elegante y pura de vestir».
En el pase se pudieron ver sandalias que trataban de evocar las de los pescadores de Galilea, aunque, ciertamente, con mucho más glamour. Se presentaron elegantes camisas blancas y trajes negors, algunos de ellos acompañados de collares que evocaban coronas doradas de espinas. Pero con seguridad, la más clara muestra de estas influencias fue la camiseta en la que se puede leer «Jesus is Lord» (Jesús es el Señor).
Givenchy, que no siempre ha liogrado estar entre las más reconocidads firmas de moda, en esta occasion cosechó un elogio unánime de aprobación.
La osada aventura de Tisci hacia una moda cargada de elementos antiguos, que no se desvive por un modernismo exagerado y que además hace referencia explícita al catolicismo, es muy significativa en un momento en que Europa está viviendo con demasiada frecuencia tensiones diversas relacionadas con la expresión de la fe.