- Todas las generaciones dicen que los jóvenes ya no respetan la autoridad.

- Sí, pero ahora hay una generación de chicos que ha crecido en familias descristianizadas. Eso es nuevo. Estadísticamente, una familia cristiana tiene más estabilidad, eso es indudable, con todas las excepciones que se quiera, pero es así.

- ¿Era mejor la familia en los 60?
- Al menos, había hermanos, y los hermanos son grandísimos educadores. Enseñan a compartir, enseñan fraternidad, y que no se puede hacer lo que se quiera. Tener hermanos también nos enseña a reconciliarnos.

- Dice un estudio de 2005 que en España, de 18 a 25 años, por cada chica promiscua hay 7 vírgenes: 737.000 para ser exactos.
- Saben que ellas se juegan más, pero ahora empieza a haber chicas que arrastran a los chicos. Creo que a nivel profundo, todos somos buenos, pero muchos temen profundizar. Los mismos chicos me lo admiten siempre: su mayor problema no es el sexo ni la droga, sino la voluntad débil, la falta de fuerza de voluntad.

- Llevo 30 años yendo a misa dominical y nunca oí una homilía sobre sexo.
- A los curas de mi generación nos da miedo predicar sobre ese tema, por nuestra formación.

- ¿Qué piensa de la ideología de género?
- La primera vez que me la explicaron parecía una estupidez; hoy pienso que es un peligro. Pero  los chavales tienen sentido común y la rechazan.

- ¿Nuevos pecados sexuales?
- Está todo inventado desde los egipcios. Internet puede ser como la droga. El ordenador debe estar en el salón. Y si no deseas pornografía para tus hijos, tampoco la consumas tú. Si el sexo no está al servicio del amor, no llena.


«Empecé a dar clases de Moral Sexual en el 68», explica Trevijano, profesor de instituto en Logroño y formador del Seminario. Entonces él tenía 30 años, «no existía la palabra “bioética” y faltaba mucho para el SIDA». Es autor del libro «Madurez y sexualidad», «Pensar a los quince» («para ayudar a los adolescentes a ser felices») y hace poco en VozDePapel ha publicado «Orientación cristiana de la sexualidad», un compendio  útil para laicos y para pastores.