El arzobispo de Denver (EE UU), monseñor Charles Chaput, ha publicado un artículo titulado «Reforma sanitaria y bien común» en el Denver Catholic Register, como respuesta a la editorial que el semanario católico inglés The Tablet, en donde se indicaba que los obispos de Estados Unidos debían apoyar la reforma del sistema de salud propuesta por el gobierno de Obama.

La publicación inglesa, entre otras cosas, afirmó que los obispos de Estados Unidos «se han concentrado hasta ahora en una cuestión específicamente católica -asegurándose que la salud pública no incluya el aborto- en lugar de privilegiar el principio más general de bien común». The Tablet acusa a la Conferencia Episcopal norteamericana de olvidarse de la opción preferencial por los pobres. Para esa publicación católica, de corte progresista, la atención de la salud de 50 millones de norteamericanos estaría por encima de los atentados contra la vida humana, informa la agencia ACI.
El editorial del diario inglés insiste que los obispos norteamericanos están a punto de cometer el mismo error que el episcopado inglés en 1948, cuando la jerarquía católica encabezada por el cardenal Bernard Griffin se opuso a que el aborto fuera incluido en el Britain´s National Health Service y especialmente a que no fueran obligados a cometer ese crimen los hospitales católicos. Para The Tablet oponerse a que el aborto se incluya en el sistema público de salud es poner «una prioridad eclesiástica» por encima de la promoción de la justicia social.

Ningún sistema que permita el aborto puede considerarse «de bien común»

En primer lugar -dice con ironía el prelado- el editorial de The Tablet tiene valor porque «demuestra una vez más que hay personas que no necesitan vivir en Estados Unidos para tener opiniones inútiles y mal informadas sobre nuestros asuntos internos». En segundo lugar, «algunas de esas piadosas voces que alguna vez criticaron a los católicos de EE.UU. por apoyar a un ex-presidente, ahora parecen acólitos de un nuevo presidente». En tercer lugar, «el aborto no es, ni ha sido nunca, un ‘problema específicamente católico’, y los editores lo saben». Y en cuarto lugar, «el creciente uso indebido de los conceptos católicos ‘terreno común’ y ‘bien común’ en el actual lenguaje del debate sobre la salud pública, sólo puede provenir de dos fuentes: la ignorancia o el cinismo», y señala «ningún sistema que permita o ayude económicamente –sin importar si lo hace de manera indirecta– el asesinato de niños no nacidos, o la discriminación de los ancianos o personas con necesidades especiales, puede ser de por sí algo que ayude al ´bien común´. Considerar eso es una mentira».
 
Seguidamente el Prelado comenta un correo electrónico que recibió de una madre que tiene una pequeña de tres años con Síndrome de Down, Magdalena; en el que le expresa sus preocupaciones y temores por esta reforma que discriminaría y no respetaría la vida de su hija.
 
«Honestamente –dice la madre en el correo– considero que la gente alrededor de él (Obama) no saben –o no les importa saber– el valor y la bendición de un niño con necesidades especiales. No confío en ellos para moldear una política que respete a mi hija en toda su humanidad o que le ponga un ´valor´ a su vida».
 
Después de expresar su solidaridad con la madre; el Arzobispo de Denver recuerda que esta iniciativa «es vital. Por eso los obispos de Estados Unidos la han apoyado por décadas y todavía lo hacen. Pero acelerar un esfuerzo errático y complejo para este otoño, en medio de tantas preocupaciones que siguen creciendo, es una mala política. No solo es imprudente, sino también peligroso».
 
«Como el Obispo de Sioux City, Mons. Walker Nickless escribió la semana pasada: ´ la falta de reforma de salud es mejor que la mala reforma de salud´», añadió.
 
Finalmente, Mons. Chaput dijo que «si el Congreso y la Casa Blanca quieren genuinamente servir a las necesidades de salud de los estadounidenses, necesitan tomar las cosas con calma, escuchar las preocupaciones de la gente más honestamente; y aprender lo que ´bien común´ realmente significa».