Los republicanos se han hecho con el escaño del fallecido senador Ed Kennedy en un inesperado vuelco electoral en el estado de Massachusetts. El resultado, que ocurre un día antes de que el presidente Barack Obama cumpla un año en la Casa Blanca, se ha producido en un estado que en las últimas décadas ha venido siendo uno de los bastiones en el país del gobernante Partido Demócrata.

Esta elección pone además en serio peligro la reforma del sistema de salud, uno de los pilares de su política interna de Obama y que ahora podría quedar atascada en el Senado, ya que el Partido Demócrata ha perdido la «supermayoría» que necesita para su aprobación.

La «supermayoría» en el Senado de 100 miembros significa un mínimo de 60 senadores de un partido, un número que impide maniobras dilatorias de la oposición y el estancamiento de los proyectos de ley. Con este triunfo, los republicanos tienen ahora 41 legisladores en el Senado.


Obama transmitió sus felicitaciones al ganador de la elección, según informó la oficina de prensa de la Casa Blanca: «El presidente manifestó al senador Brown que espera trabajar con él en los importantes desafíos que afrontan las familias de Massachusetts y las familias de todo nuestro país» que luchan con los problemas económicos, indicó.

Cuando se habían escrutado los votos de un 69 por ciento de los colegios electoral, la cadena de televisión CNN informó de que Brown había vencido al acumular un 53 por ciento de los sufragios contra 46 por ciento conseguido por la candidata demócrata.

Coakley admitió su derrota en una llamada telefónica que hizo a su rival demócrata para felicitarlo por su triunfo: «Le he ofrecido mis felicitaciones deseándole que le vaya muy bien», dijo ante sus seguidores la fiscal general al confirmar el triunfo de su rival.

Hasta hace unas semanas las encuestas pronosticaban un fácil triunfo de Coakley, actualmente la fiscal general del estado, que aventajaba a su rival hasta en 30 puntos. Pero Brown pareció aprovechar el descontento con la agenda de Obama que reinaba entre los republicanos e independientes para sumar adeptos e incluso aventajar a Coakley en las últimas encuestas.

La Casa Blanca había minimizado el significado de esta elección especial e insistió en que no era un referendo sobre el plan de reforma de salud porque, de hecho, ese estado cuenta ya con cobertura médica universal, pero la realidad es que en los últimos días el propio Obama se había implicado personalmente en la campaña, acudiendo el pasado domingo a un mitin político con Coakley en Boston, en el que advirtió de que los votantes tenían ante sí la opción de apoyar una agenda progresista o las políticas del pasado. Asimismo, otros «pesos pesados» demócratas acudieron en ayuda de Coakley, como Bill Clinton o el senador John Kerry.

También envió un mensaje urgente a los trece millones de votantes demócratas del grupo «Organizing for America», la entidad política que surgió de la movilización de bases que dio la victoria a Obama en 2008.

La reforma de salud fue una de las causas que enarboló Kennedy durante toda sus 47 años de carrera política que terminaron el año pasado con su muerte por cáncer cerebral. El proyecto ya fue aprobado de forma preliminar en ambas cámaras del Congreso, pero sus dos versiones tienen que ser armonizadas y sometidas a votación en una versión definitiva que sería promulgada por el presidente Obama.

Los republicanos se opusieron a esa reforma que califican como una intervención del Gobierno que no ampliará la cobertura médica universal y abultará el déficit. Según los observadores, la derrota en Massachusetts refleja el inhóspito ambiente político en el país, en vísperas del primer aniversario de Obama al frente del Gobierno.