Durante su pontificado han sido enlazadas las relaciones en el 2006 con el neonato Montenegro, en el 2007 con los Emiratos Árabes Unidos, en el 2008 con Botswana. Finalmente, el pasado 9 de diciembre fue el turno para la Federación Rusa, con la que existían relaciones de naturaleza especial, como las que siguen habiendo con la Organización para la Liberación de Palestina.


Entre los países con los que la Santa Sede tiene relaciones diplomáticas está también la China-Taiwán, donde sin embargo desde 1979 no reside un nuncio sino sólo un simple «encargado de asuntos ad interim». Y esto en espera de poder transferir finalmente la nunciatura a Pekín.


China popular, de hecho, es el más grande entre los países que no tiene relaciones diplomáticas con la Santa Sede. Pero no es el único. A partir de Kosovo – que tiene un estatus internacional que todavía es controvertido –, la Santa Sede no tiene establecidas relaciones con dieciséis Estados, por lo demás asiáticos, en buena parte de mayoría musulmana.


En nueve de estos países no está presente ningún representante vaticano: Afganistán, Arabia Saudita, Bhutan, China popular, Corea del Norte, Maldivas, Omán, Tuvalu y Vietnam. Mientras en otros siete países están presentes unos delegados apostólicos, es decir, representantes pontificios ante las comunidades católicas locales, pero no ante los gobiernos. Tres de estos países son africanos: Comore, Mauritania y Somalia. Cuatro asiáticos: Brunei, Laos, Malasia, Myanmar.

Con algunos de estos países la Santa Sede ya ha tenido contactos formales. De hecho, en la misa de inicio del pontificado de Benedicto XVI estaban los representantes de Afganistán, Arabia Saudita, Malasia, Omán y Vietnam. Mientras que en los solemnes funerales de Juan Pablo II aseguraron su presencia los representantes de Brunei y Somalia.


Con Vietnam se han iniciado formalmente las negociaciones para llegar a relaciones diplomáticas plenas – y ha sido alentador en este sentido la visita al Vaticano del presidente Minh Triet el pasado 11 de diciembre – mientras que con China existen contactos oficiosos entre personalidades de la secretaría de Estado, el embajador de Pekín en Italia y los responsables de la Oficina para los asuntos religiosos del régimen chino.


Por parte de la diplomacia pontificia también han comenzado los trabajos para llegar a establecer lazos con Omán. Por el contrario parecen impenetrables a cualquier discusión Estados como Arabia Saudí – donde hasta ahora está oficialmente prohibido el culto católico, si bien ha sido una señal positiva la audiencia con el Papa del rey Abdallah el 6 de noviembre del 2007 – o como las Maldivas, donde no hay ni siquiera permiso para el ingreso de sacerdotes que puedan asistir a los numerosos turistas católicos presentes en el archipiélago.

Actualmente son unos ochenta países cuyos embajadores ante la Santa Sede residen en Roma. Los otros son diplomáticos residentes en otras capitales europeas. La Santa Sede no acepta embajadores acreditados simultáneamente ante Italia. Una ulterior señal del creciente interés diplomático por la Santa Sede la da el hecho de que con Benedicto XVI se han establecido en Roma los embajadores de Austria, Camerún, Seychelles y Timor Oriental. En este momento están en actividad en todo el mundo 101 nuncios apostólicos, algunos de los cuales cubren varios países. Casi la mitad, 50, son italianos, un porcentaje en caída respecto al pasado (en 1961 los nuncios italianos eran 48 de un total de 58, el 83 por ciento; y en 1978 eran 55 de 75, el 73 por ciento). Esta baja está destinada a continuar, dado que con Benedicto XVI se han elevado al episcopado 26 nuncios de anterior nombramiento, de los cuales sólo diez son italianos (el 38 por ciento).

De cualquier modo, son de Italia los representantes pontificios en países eclesiástica y políticamente importantes, como Francia, España, Estados Unidos, Argentina, Brasil, Colombia, Israel (Jerusalén y Palestina), Rusia y la misma Italia

Los otros nuncios provienen mayormente del resto de Europa (27, de los cuales siete son españoles, seis polacos, cinco franceses, tres suizos), pero también de Asia (14, de los cuales seis son de India y cuatro de Filipinas), de Norteamérica (6, todos de los Estados Unidos), de África (tres) y de América latina (uno).


Con Benedicto XVI la red de las nunciaturas ha sido reforzada en África, donde han sido abiertas dos nuevas sedes: en Burkina Faso en el 2007 y en Liberia en el 2008. Mientras que Libia ha decidido dar luz verde a la construcción de una nunciatura en Tripoli. Señales ulteriores de interés – intercambiado – que la Santa Sede nutre respecto a un continente a veces olvidado por las grandes potencias.