La Comisión de Migraciones de la Confferencia Episcopal Española formada por los obispos de Sigüenza-Guadalajara, Huelva, Málaga, Albacete y Orense, han mostrado su especial preocupación por los menores inmigrantes en España, con motivo de la Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado que se celebra el próximo domingo.
Los prelados, en consonancia con la especial inquietud mostrada por el Papa en su mensaje con motivo de esta Jornada, han denunciado en su mensaje particular «la situación de todos los menores, especialmente los más desamparados. Muchos de ellos -sobre todo los menores no acompañados- han vivido y viven el rechazo y la amenaza permanente de la repatriación, incluso cuando no hay una familia que les espere». situación en la que parece como si, subrayan los obispos, «apenas conocida su minoría de edad emprendiéramos una carrera para quietárnoslos de en mdeio manteniéndolos unos años, para que, al cumplir los dieciocho años de edad, se queden literalmente en la calle convertidos en "sin papeles"».
Para los prelados, «la acogida de hoy, anuncio del Evangelio de la solidaridad fraterna, sdamaritana, es la mejor garantía para un futuro integrador sonde nuestro compartir fraterno sea la señal iluminadora que seguimos ofreciendo». «Nuestros menores emigrantes y refugiados, que hoy son acogidos, mañana compartirán con nosotros, como adultos, los valores que hayamos intercambiado. La fe, que gozosamente les hemos propuesto o hemos compartido con ellos, la viviremos fraternalmente, y nuestras comunidades serán verdaderos signos de la catolicidad», prosiguen los obispos en su mensaje.
Las principales tareas para superar el reto planteado, son «procurar que el menor sea acompañado por su familia y, cuando esto no fuera posible, proporcionarle un ambiente y unas personas o núcleo familiar lo ´más cercanos a su contexto familiar»; «Ayudarle a que, cuanto antes, tenga el mejor ambiente escolar y educativo, tanto el de las personas que le rodean, como en el de las instituciones educativas en las que siempre deberán ser integrados al ritmo adecuado»; y, por último, «mostrar el máximo respeto a su condición religiosa y proporcionarle los medios necesarios para su formación, fomento y práctica religiosa».
Todas estas tareas, aseguran los obispos han de realizarse bajo el principio de que «cuando la vida y los derechos delos menores están en juego, no debe haber testigos silenciosos. Todos tenemos una obligación para conj ellos». «Los niños no son ilegales ni invisibles», subrayan.
Reforma de la Ley de Extranjería
La Comisión Episcopal de Migraciones de la conferencia Episocpal Española, también reitera en el documento sobre los emigrantes y refugiados menores de edad, que