Es frecuente, de hecho, verle en misa entre semana. «Voy siempre que puedo», reconoce. Y añade: «No se puede negar la cultura y la raíz cristiana de Europa. Por eso, siempre he defendido la presencia de crucifijos en lugares públicos. Si eliminamos los símbolos religiosos, estaríamos borrando la raíz religiosa de Europa». 

- La clásica pregunta que se hacen muchos: ¿se puede ser católico y socialista?
- Sí. No hay ninguna incompatibilidad ideológica entre la socialdemocracia y el cristianismo. Existen suficientes ejemplos de doctrina social de la Iglesia que se comparten en el socialismo. Eso no quita que, en algunos momentos, haya conflictos en determinados temas. 

- ¿Por ejemplo?
- El aborto, el matrimonio o el divorcio. Pero demasiadas veces ponemos el foco en estas cuestiones y no nos fijamos tanto en los temas sociales. El principio fundamental del Evangelio es el amor. Considero que es peor hacer políticas sociales insolidarias que otros temas de derechos individuales. Y la derecha tiene más conflictos en este terreno que la izquierda.

- ¿El aborto le parece, entonces, un tema de menor importancia?

- Siempre he defendido que, en el caso de una menor, hay que informar a los padres. Si se diera un caso de embarazo en alguien de mi familia, yo haría lo posible para que no se llegara al aborto. Pero, a nivel social, no se le puede impedir a una mujer que pueda abortar...

- No es ésa la postura de los obispos ni de la Iglesia...

- Sí, pero el PP también estuvo ocho años en el poder y no hizo nada por derogar el aborto. No es una cuestión sólo del PSOE.

- ¿Y esta postura suya le enfrenta, por ejemplo, a su obispo?

- Tengo un buen entendimiento con él. De hecho, hace unos días, monseñor Joan Piris y yo dirigimos el pregón de Navidad desde el balcón de la Paería. Siempre debe existir una necesaria colaboración institucional entre los responsables de las autoridades civiles y religiosas.

- ¿Zapatero consigue esa armonía? Muchos le tachan de legislar contra la Iglesia...

- No, no considero que sean ataques a la Iglesia, sino una visión determinada ante unos derechos individuales que es distinta a la que tiene un determinado sector de la jerarquía eclesiástica. 

- ¿Es usted un católico «a lo Bono» o «a lo Paco Vázquez»?

- No me asocio especialmente a ninguno de los dos. Es cierto que ambos mantienen posturas diferentes respecto al aborto, por ejemplo, pero insisto en que creo que el acento hay que ponerlo en los temas sociales. ¿Sabía usted, por ejemplo, que en Cataluña hay muchos alcaldes católicos del PSC?

- Bueno, supongo que los habrá, claro...

- Sí, y muchos más de los que la gente cree.

- ¿Y la fe le ayuda en su tarea de político?

- A los que tenemos fe, nos ayuda la fe. A otros, tal vez les ayuden otras cosas. Desde siempre he aprendido que ser cristiano no conlleva necesariamente tener un buen comportamiento, aunque debería ser así. Por eso, yo me quedo con aquella máxima del Evangelio: «No juzguéis y no seréis juzgados...».