«Después de este aplauso a Dios»... Han sido las primeras palabras de José Ignacio Munilla Aguirre como obispo de San Sebastián, abrumado por el larguísimo aplauso de más de 10 minutos que los fieles presentes en la catedral del Buen Pastor le han brindado al término de la lectura de la bula papal que le consagra como prelado de la diócesis guipzcoana.

Después del saludo de monseñor Renzo Fratini, nuncio de Su Santidad en España, al propio Munilla y a su predecesor, Juan María Uriarte, José Ignacio Munilla ha tenido que pedir con gestos, que cesara el aplauso de los fieles para poder proseguir la celebración con el canto del Gloria, entonado en vascuence, en sintonía con el desarrollo bilingüe de la ceremonia.
 
Durante la homilía, aseguró que el recibimiento le ha resultado «un tanto desproporcionado y que ha sido sobredimensionado por las circunstancias. Lo acojo y lo agradezco en la fe, sabiendo -y recordándonolo a todos- que es Cristo a quien estamos recibiendo». Y concluyó este capítulo de su parlamento recordando que hubiera sido ridículo que el borriquillo que llevó en sus lomos a Cristo al entrar en Jerusalén el Domingo de Ramos, pensara que le aclamaban a él: «Le pido al Señor no ser tan "burro" como para engañarme así».


El nuevo prelado donostiarra ha pronunciado una homilía en la que ha entrelazado dosis de humildad, de llamamientos a la unidad y a la fidelidad al Papa y, además, de toques de humor, con la anécdota del burro. «Caminaremos juntos, creciendo en comunión entre nosotros, en plena apertura y obediencia a las orientaciones de nuestro querido Papa, Benedicto XVI». Ese es el mensaje central que monseñor Munilla ha dirigido a la diócesis que desde hoy debe gobernar. «Debemos ser cada vez más conscientes de que Dios quiere que compartamos nuestros talentos. Estamos llamados a discernir y a reconocer los dones que el Espíritu reparte entre nosotros, de forma que podamos trabajar para fortalecernos y enriquecernos», ha señalado.

Con anterioridad, monseñor Munilla reiteró que «me presento ante vosotros pobre y humilde, con la inevitable sensación de que muchos de vosotros podáis tener, son muy superiores a lo que quepa esperar de mi». «La presión que se genera en ciertos momentos», añadió, «es muy grande. Por ello quiero pediros a todos con vuestra comprensión ante mi pequeñez al mismo tiempo que vuestra buena voluntad en la acogida de las palabras de este pastor de la Iglesia».

El prelado pidió un esfuerzo marcado en la oración de «unos por otros» y no «como una frase hecha, sino con la plena convicción de que es el camino para sanar heridas y para alcanzar la meta que perseguimos, que no es otra que dar gloria a Dios. Os pido que tomemos en serio esta llamada que os hago».


Apenas una treintena de personas secundaron la concentración convocada por activistas de la plataforma TransMarikaBollo, cuyo mensaje principal fue acusar al nuevo prelado de «heterofascista», al tiempo que corearon lemas conocidos como «sacad los rosarios de nuestros ovarios».