José Ignacio Munilla vuelve a la catedral del Buen Pastor en San Sebastián, el mismo lugar en el que fue ordenado sacerdote el 29 de junio de 1986. Esta vez, para tomar posesión de su nuevo «destino» pastoral, como obispo de la diócesis que le vió nacer hace 49 años.
Se espera un lleno absoluto en el templo, en el que más de 40 obispos y cardenales españoles, junto al nuncio de Su Santidad, monseñor Renzo Fratini, estarán presentes en la celebración. Junto a ellos, los fieles guipuzcoanos y un buen número de católicos de toda España que han desafiado el temporal en unos 40 autobuses para acompañar el nuevo prelado de la capital guipuzcoana.
En la tarde de ayer se ultimaban los últimos preparativos, en los que se ha barajado la posible instalación de pantallas de televisión en el exterior del templo, para que puedan seguir la celebración aquellos que no puedan acceder al templo y, pese a las bajas tenmperaturas, acompañen al nuevo obispo en su toma de posesión.
Según ha podido saber ReL, se ha suspendido la tradicional procesión del prelado desde el obispado hasta la catedral, por diversas razones, incluida la meteorológica, entre las que podría estar también la presencia de militantes de la Koordinadora TransMarikaBollo que se concentrará a las puertas de la catedral al grito de «heterofascista». No obstante, está previsto que monseñor José Ignacio Munilla, al finalizar la celebración, se quede durante algunos momentos saludando a sus nuevos fieles.
En el entorno de Munilla se asegura que, aunque el prelado siempre ha sido muy claro en sus planteamientos, no llega a San Sebastián con ánimo de crear situaciones de conflicto. Muy al contrario, se espera que la homilía que pronuncie durante la celebración de la Santa Misa sea equilibrada y conciliadora, sin abandonar la claridad y profundidad de sus planteamientos.
Y anclajes de inspiración no le van a faltar en las propias lecturas previstas en la celebración: «No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte» (del libro de Jeremías) o «Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí, como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor» (del evangelio de san Juan).
Evangelio que resonará de forma especial tras la sonada firma del manifiesto contra Munilla del clero nacionalista crítico con el nuevo prelado, al que se han sumado con especial simpatía los dirigentes del Partido Nacionalista Vasco.
La preocupación en El Vaticano por la situación de la Iglesia en las provincias vascas viene de lejos. Sin embargo, como los tiempos en los que se miden sus acciones están a otra escala, con las miras puestas en la eternidad, el relevo episcopal ha sido muy paulatino. Primero, Blázquez, al que siguieron Asurmendi, e Iceta. Ahora llega Munilla dos años después de haber accedido a la dignidad episcopal.
Y el tiempo juega a favor del prelado donostiarra. A sus 48 años, si Roma no dispone otra cosa y la salud le acompaña, tiene por delante más de 20 años de dedicación pastoral en esta diócesis para vivir a imagen y semejanza del Buen Pastor que da nombre a la catedral.