Al despedirse esta tarde de la Diócesis de Palencia, que ha ocupado desde el 10 de septiembre de 2006, ha expresado su gratitud a toda la comunidad cristiana, desde los sacerdotes en concreto hasta los religiosos en general, pero también de «nuestros queridos laicos».
Durante su homilía, que ha pronunciado en la catedral de Palencia, ha agradecido lo «arropado» que le han hecho sentir los fieles palentinos una vez conocido su nombramiento como obispo de San Sebastián.
Se ha referido a las críticas negativas derivadas de esa designación papal que, canalizadas a través de los medios informativo, «ha podido sembrar tristeza en vuestros corazones», ha señalado.
Al evocar las palabras de Jesús en la Última Cena - «Padre, que todos sean uno como tú (...) para que el mundo crea que tú me has enviado»- , Munilla ha recordado que Cristo pidió a la Iglesia que diese testimonio de su unidad ante el mundo.
Ahora «nuestras divisiones internas entristecen el corazón de Cristo y por ende el nuestro», ha destacado antes de recordar cómo los planes de Dios «están por encima de nuestras miserias y pecados».
No obstante, ha expresado su convencimiento de que si Dios ha permitido «estas turbulencias», todo será para bien.
Han asistido a la ceremonia, entre otros, el obispo de Mondoñedo-Ferrol, Manuel Sánchez Monje, así como el alcalde de Palencia, Heliodoro Gallego (PSOE), y el presidente de la Diputación, Enrique Martín (PP).
El próximo domingo, José Ignacio Munilla entrará en la sede episcopal de San Sebastián y ocupará su cátedra durante una Eucaristía que se celebrará en la catedral donostiarra del Buen Pastor.