El obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, celebró ayer un oficio religioso para despedirse de los sacerdotes de la Diócesis de Guipúzcoa, a los que ha pedido «unidad»  y que su "comunión con todo el pueblo de Dios»,  entre ellos y «con el obispo», sea «siempre adulta, recíproca y creciente».

Uriarte, quien será relevado el próximo 9 de enero por el recién nombrado obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, ha presidido en el Seminario de la capital donostiarra un oficio al que han acudido medio centenar de religiosos.

«La unidad es siempre un don y una tarea realizada solo a medias. El deseo de unidad consumada es un anhelo inscrito en el corazón mismo de la comunidad eclesial y de sus miembros», ha afirmado Uriarte.

El prelado ha señalado que «los ministros del Evangelio tienen la misión de ser signo y estímulo de la unidad del pueblo de Dios», tras lo que ha pedido a los curas que su «comunión con todo el pueblo de Dios, entre todos los sacerdotes y con el obispo sea ahora y siempre adulta, recíproca y creciente». 

Uriarte, quien no ha hecho ninguna alusión directa a su sucesor, ha recordado a los sacerdotes que tienen la misión de «confortar a los creyentes» en unos tiempos en los que se encuentran «cada vez más inmersos en una sociedad poderosa para la que la fe viva es cada vez más extraña»  y que se guía por valores «ajenos al Evangelio».

Por este motivo, ha pedido a los religiosos que siembren en los fieles «un espíritu de comunión crítica con la sociedad que los envuelve». 

Uriarte celebrará el próximo sábado en la catedral del Buen Pastor una eucaristía para despedirse de todos los creyentes de la Diócesis guipuzcoana, una semana antes de que, en el mismo escenario, inaugure su mandato José Ignacio Munilla.