El libro de Santiago Mata recientemente publicado por la editorial Sekotia (De Isadora a Bibiana) pone a disposición del público un documento decisivo: las fotos originales de la investigación de la Guardia Civil sobre las prácticas abortistas en la Clínica Isadora de Madrid, esos fetos en avanzado estado de gestación que aparecieron en sus cubos de la basura para residuos biocontaminantes, en febrero de 2007.
Finalmente la denuncia incoada cayó en saco roto por defecto de forma, pero tanto este caso como el del doctor Carlos Morín en Barcelona pusieron sobre la mesa de la opinión pública el horror del aborto, y han provocado un cambio de tendencia en cierto modo similar al que en otros países, como Estados Unidos, ha llevado a que por primera vez en más de treinta años los contrarios al aborto superan a sus partidarios.
En la cubierta del libro se advierte sobre la dureza de las imágenes, espeluznantes: una evidencia más de la extrema crueldad que se comete contra un ser humano mediante cualquiera de los métodos abortivos.
Según el periodista de La Gaceta, en 2007 discutió con otro compañero y con un jurista la idea de presionar al Gobierno denunciando su pasividad para exigir el cumplimiento de la ley del aborto entonces (y todavía hoy) vigente, fomentando así su transgresión. Mata recoge en el libro que el jurista en cuestión conocía unas declaraciones del embajador español ante la Santa Sede y ex alcalde de La Coruña, Francisco Vázquez, quien opinaba que el presidente «es un fanático en la cuestión del aborto, y que si alguien decía demasiado alto que se incumplía la ley, simplemente crearía otra ley que permitiera el aborto sin condiciones».
Esta revelación explica paso por paso lo que ha sucedido, y Mata sugiere incluso que la investigación de la Benemérita sobre las actuaciones de Morín sólo pudo hacerse con la luz verde del Ejecutivo.
Además de estos datos sobre la actitud de Zapatero en una cuestión que conmueve cada vez más a la opinión pública, y del excepcional reportaje gráfico que contiene, el libro de Santiago Mata tiene otras dos virtudes.
Por un lado, justifica y argumenta contra la idea que inspira la nueva actitud progresista ante el aborto, de considerarlo un asunto exclusivamente de la mujer, una responsabilidad que, según el autor, «no le corresponde» porque detrás de cada aborto hay un conflicto que la nueva ley quiere hacer como si no existiera, al transformar la decisión en un derecho.
Por otro lado, Mata desvela el quién es quién de la industria del aborto, con un dato significativo: mientras en los últimos años de José María Aznar la tendencia era una creciente comisión de los abortos en centros públicos, desde la victoria socialista en 2004 la tendencia se ha invertido, y las clínicas privadas han pasado ya de ejecutar el 96% al 98% de los abortos. El autor pone nombres y apellidos a quienes gestionan el lucrativo negocio en todo el territorio nacional, y a la estructura accionarial de sus empresas, en una denuncia valiente y rigurosa, pero hasta ahora no disponible en forma de libro (sí se había publicado en La Gaceta).
Muchas razones, pues, para agradecer esta publicación en unos momentos en los que Zapatero ha decidido desoír el clamor de la calle para poner coto a lo que se ve en las fotos de De Isadora a Bibiana: un horror al que nunca deberíamos acostumbrarnos.
FICHA TÉCNICA
Santiago Mata. De Isadora a Bibiana. El nuevo aborto y el Holocausto
Sekotia. Madrid, 2009.
92 pp. ilustradas, 15 €