Monseñor Juan Antonio Reig Pla coordina la gran Eucaristía del domingo 27 en la plaza de Lima de Madrid, con el lema «el futuro de Europa pasa por la familia».

–Cientos de miles de católicos han salido a la calle a defender la familia: en 2005, en Valencia en 2006, en la plaza de Colón en 2007 y 2008... ¿sirve de algo?
–Estos encuentros son un acto de gratitud a Dios, un fermento que recuerda que Dios está vivo, una propuesta de libertad para quienes nos contemplan. Si somos humildes y fieles a Cristo, no dudo de que los frutos llegarán a su tiempo.

–¿Qué puede hacer una familia si en su colegio católico se imparten materiales contra la vida o la doctrina, a veces con tolerancia del director?
–Es importante que los padres estén presentes en las asociaciones y consejos escolares para que se cumpla el ideario católico. En comunión, padres y profesores han de velar para que la educación evidencie el carácter sagrado de la vida, la bondad del matrimonio cristiano y la fe.

–Explique en lenguaje sencillo qué es la ideología de género.
–Hunde sus raíces en el feminismo radical, el marxismo y el liberalismo extremo. Pretende destruir la antropología cristiana, tomando como excusa a la mujer. Afirma que la diferencia entre hombre y mujer es un producto cultural, no natural. Apela a la libertad individual para que cada persona decida su orientación sexual. Se quiere introducir en la educación infantil y atenta contra la base del matrimonio y la familia.

–¿El divorcio o el matrimonio gay están aquí para quedarse?
–El divorcio no puede promulgarse como un bien, ni siquiera en nombre de la libertad. Las leyes deben proteger el matrimonio y la familia, que con sus hijos da origen a la sociedad. Para cambiar la sociedad respecto al divorcio y las uniones de personas del mismo sexo es importante la evangelización y dar a conocer la maternidad de la Iglesia, que acoge a todos y anuncia con misericordia la verdad del Evangelio de Cristo.

–Muchos comparan aborto y esclavitud, pero la esclavitud en EE UU desapareció con una guerra, no con democracia.
–Estoy convencido de que, como sucedió con la esclavitud, en pocos años nos lamentaremos del holocausto del «aborto procurado». Provoca la muerte de inocentes y daña a las madres. El Estado, contra todos los datos científicos, afirma como derecho el destruir a los inocentes.

–La Iglesia tiene decenas de centros de orientación familiar. ¿A qué se dedican?

–Son voluntarios y profesionales que usan la fe y la razón para curar heridas personales, matrimoniales y familiares, con resultados muy alentadores. Se sustentan con donativos y apoyo de los fieles.

–Un estudio de 2006 de la Universidad Abat Oliba mostraba que  entre los ateos la ruptura familiar es el doble de lo que estadísticamente correspondería.
–Entre los creyentes el índice de rupturas es más bajo, y también la violencia doméstica. Cristo enseña a amar y perdonar, con su gracia, incluso a los enemigos.

–Chesterton decía que la familia es una «célula de resistencia a la opresión».
–Sí, porque en la familia cada uno es amado por sí mismo, no por lo que hace. Es una plataforma para salvaguardar lo más humano: el amor.


Este obispo alicantino no tiene tiempo para el aburrimiento. Ya ha visitado las cinco cárceles de la diócesis de Alcalá de Henares y en todas ha visto los resultados de familias rotas. Como presidente de la subcomisión episcopal de Familia y Defensa de la Vida y Decano de la Sección Española del Pontificio Instituto Juan Pablo II para estudios sobre el matrimonio y la familia, tiene una probada experiencia en la «guerra cultural» para defender la propuesta familiar cristiana. Ha sido obispo de Castellón, de Murcia,  y desde marzo está cerca de Madrid, donde los obispos cuentan con él para cubrir el flanco esencial que la familia representa en la fe.