Es el tercer intento de entrar al país del puertorriqueño José Luis de Jesús Miranda, que tiene prohibido entrar en Guatemala por considerar las autoridades que su presencia puede alterar la normalidad social, tal como explica Efe.
 
El director de Migración, Raúl Arandi, explicó a los periodistas que alertaron a las delegaciones fronterizas y aeroportuarias para que no permitan el ingreso de Miranda a Guatemala. El autodenominado «anticristo» tenía previsto participar el 28 de noviembre en un seminario en un centro comercial, pero debido a la prohibición que tiene dictó su alocución a través de una videoconferencia.
 
Éste es el tercer intento de entrar al país de Miranda, que tiene prohibido entrar en Guatemala por considerar las autoridades que su presencia puede alterar la normalidad social. La primera vez que intentó entrar a este país centroamericano fue en abril de 2007, cuando el Parlamento, en un punto resolutivo, pidió al Ministerio del Interior prohibirle el ingreso porque su presencia podía causar «zozobra e inestabilidad social».
 
La segunda vez fue en agosto de 2008, cuando Miranda llegó hasta las instalaciones del aeropuerto internacional La Aurora, de la capital, pero no se le permitió salir del lugar. Miranda, quien se llama a sí mismo indistintamente el «anticristo», el «salvador del mundo» y el «dios vivo», es el líder de una secta internacional denominada ministerio Creciendo en Gracia, que tiene presencia en varios países de América Latina y que en Guatemala cuenta con unos 3.000 integrantes.
 
Las autoridades aseguran que José Luis de Jesús Miranda, puertorriqueño y fundador del grupo religioso «Ministerio Creciendo en Gracia», es un riesgo para la estabilidad social. «El pueblo de Guatemala es profundamente religioso y por la forma como se dirige a la gente altera el orden público, provoca zozobra e incluso puede causar confrontaciones», le dijo Arandi a BBC Mundo.
 
Sin embargo, Jorge Batres, colaborador del grupo en ese país, afirmó que las autoridades violan derechos del líder religioso. «El gobierno emitió una sentencia sin haberlo juzgado, sin conocer a fondo nuestra iglesia. Todos los que profesamos esta creencia somos pacíficos y respetamos las leyes», dijo en conversación con BBC Mundo. La restricción de ingreso a De Jesús fue solicitada por el Congreso guatemalteco desde 2007, pero no es la única. Desde hace dos años, los gobiernos de Honduras y El Salvador también prohíben la entrada del líder religioso a sus territorios.
 
El grupo «Creciendo en Gracia» asegura tener más de 100.000 seguidores en 30 países, especialmente América Latina. La filosofía de la secta es que Jesucristo regresó a la Tierra en el cuerpo de De Jesús Miranda, quien ha dicho que tuvo una revelación divina en 1976. Una de las características del grupo es que sus integrantes suelen tatuarse el número 666 en alguna parte visible de su cuerpo.
 
La combinación es cabalística para las religiones de inspiración cristiana, que son mayoría en Latinoamérica, pero Batres afirma que el número «genera prosperidad». Los críticos de la organización han dicho, en cambio, que el grupo obliga a sus fieles a entregar la mayor parte de su patrimonio al Ministerio, algo que los líderes niegan sistemáticamente.
 
Al mismo tiempo, en Centroamérica Creciendo en Gracia provoca serias polémicas. Sus integrantes suelen tatuarse el número 666 en alguna parte visible de su cuerpo. Miembros de la secta han destruido imágenes católicas, e incluso pregonan que su fundador es «El Anticristo», que de acuerdo con su interpretación se trata de una persona que decide no creer en Jesucristo.
Esta idea genera animadversión hacia el grupo. En marzo de 2007 el gobierno de Guatemala prohibió una manifestación contra la Iglesia católica. Un mes después el Congreso solicitó al Ministerio de Gobernación que impidiera el ingreso al país «a toda persona que pregone creencias contrarias a Dios y se autodenomine Anticristo», según establece la resolución legislativa.
 
Las autoridades entendieron que la sugerencia se refería específicamente al líder de «Creciendo en Gracia», y le cerraron las fronteras. «Así interpretamos nosotros la ley. Es una persona peligrosa para Guatemala, porque crea inestabilidad y confrontaciones», insistió el director de Migración. Es con base en el decreto del Congreso que la frontera guatemalteca está cerrada para el líder religioso.
 
¿Qué sigue en este capítulo? Nada nuevo, dice el representante de la secta en Guatemala. «(De Jesús Miranda) No necesita venir, su ministerio lo ejerce por internet. Tiene un seminario virtual para 30 países», afirmó Batres. Las pláticas del líder religioso se difunden desde Florida, Estados Unidos, donde se encuentra la sede del grupo, que alega tener una audiencia de al menos dos millones de familias. También sus seguidores tratan de ganar adeptos en los países de la región. Pero nada más, porque al menos en Centroamérica las restricciones para el ingreso del líder religioso se mantendrán por tiempo indefinido.
 
En Terra leemos que le gustan los relojes Rolex de 10.000 dólares, maneja un BMW y recibe un salario anual de 98.000 dólares. No es empresario ni un actor famoso, pero sólo en América Latina tiene 300 congregaciones, 200 pastores, 287 programas de radio y varias páginas de Internet. Se hace llamar el Anticristo y su poder es tal, que Guatemala ya le cerró el paso de sus fronteras.
 
Se llama José Luis de Jesús Miranda, tiene 60 años y nació en Ponce, Puerto Rico. Creció en un barrio pobre, estuvo en la cárcel por robo y dice que se convirtió en un adicto a la heroína cuando tenía 14 años. Pero ese prontuario no le impidió su búsqueda espiritual. Primero fue católico, luego pentecostal y hasta dijo ser bautista, pero tras una supuesta visión en 1973, se convirtió en un enviado del Señor. ¿Qué significa eso? El hoy flamante Anticristo cuenta que una noche de 1973, mientras vivía en el estado de Massachussets (EE.UU.), se despertó ante una visión de dos hombres al pie de su cama, quienes le anunciaron la llegada del Señor. Asegura que Jesús se integró en él.
 
Según le contó al semanario Miami New Times, desde ese día no puede aprender de nadie más, supo que debía mudarse a Miami y fundar la controversial secta Creciendo en Gracia. En 1998 De Jesús comenzó a pregonar que él era la reencarnación del Apóstol Pablo y dos años más tarde durante la convención mundial de Creciendo en Gracia, realizada en Venezuela, Miranda se proclamó «Jesucristo hombre». Pero su transformación no terminó ahí. Hace poco, en medio de sus feligreses De Jesús Miranda reveló su «nueva encarnación». «Esta es la congregación del Anticristo», dijo.
 
El ahora Anticristo, que tiene su mayor cantidad de seguidores en el Doral, Florida, dice que se autodenomina así porque todo aquel que no imita a Jesús lo es. Asegura que el pecado no existe y que el diablo tampoco. Y asegura que es una pena que la gente confunda Anticristo con Satanás porque eso «reflejan su insensatez, su ignorancia. El anticristo es el mejor amigo de la iglesia porque hace que vea a Jesús después de la cruz».
El líder de Creciendo en Gracia preside una organización que incluye cerca de 300 congregaciones, 200 pastores, 287 programas de radio y varias páginas de Internet. Se cree que tiene más de cien mil seguidores y que su mensaje llega a millones de hogares más a través de su canal de televisión que se transmite las 24 horas del día. Uno de sus distintivos y que levantó revuelo cuando se dio a conocer es una marca que se hicieron cerca de 30 miembros de esta secta. Imitando a su líder, se tatuaron el número 666 o las siglas SSS en sus cuellos, brazos o piernas.
 
Pero ¿quiénes siguen a este hombre? Según informa el Miami Herald, varios de los miembros de esta secta son hombres de negocios que dan un porcentaje de sus ganancias a De Jesús. El encargado de supervisar las donaciones hechas por los miembros dirige la compañía productora de cine Miami La Entertainment. El Anticristo se mueve por el mundo con soltura, pese a que países como Guatemala le ha prohibido el paso, él ni se inmuta. Viaja rodeado de guardaespaldas y cuando se le pregunta por todas estas extravagancias por parte de «un mesías» responde sarcástico que «Mi antecesor tuvo doce».