«No voy a enviar ningún mensaje valorativo a los sacerdotes de mi diócesis a través de los medios de comunicación social», ha asegurado el obispo saliente de San Sebastián, monseñor Juan María Uriarte, en una entrevista concedida al Diario Vasco, en referencia a las públicas críticas que buena parte del clero diocesano de Guipúzcoa ha vertido sobre su próximo obispo, monseñor José Ignacio Munilla. Para Uriarte, «la relación familiar que mantengo conellos -los firmantes- y las ocasiones de encuentro que aún me quedan me darán la oportunidad para exponerles fraternalmente mi pensar y mi sentir».

El prelado vasco, que alcanza la jubilación con «pena y liberación», se ha mostrado «preocupado» y dolido «por la situación reflejada en la carta: una comunión herida entre el obispo y sus presbíteros», aunque confía en que «no es una comunión rota» a pesar de que «necesita ser sanada por la gracia del Espíritu y por nuestra colaboración». Uriarte, que revela que mantiene un estrecho contacto con monseñor Munilla en estos días, asegura de igual modo que «le he dicho que procuraré contribuir para que el aterrizaje sea lo menos turbulento posible». Por otra parte, le recomienda «paciencia, saber escuchar, saber aguantar y saber esperar».


En el curso de la entrevista, monseñor Uriarte, que abandonará su puesto al frente de la diócesis el próximo 9 de enero, considera que «estamos más cerca que en años anteriores» de ver el fin de ETA» y asevera que «nos quietaremos una horrible peesadilla de encima» cuando la banda terrorista deje «unilateral e incondicionalmente para siempre las armas». En todo caso, puntualiza, «creo que dialogar es necesario».


Monseñor Uriarte considera que sus asignaturas pendientes, después de casi 10 años al frente de la diócesis son «consolidar el seminario, dinamizar la pastoral juvenil y ampliar los encuentros periódicos con cristianos comprometidos» en diversos campos. También reconoce que es una preocupación, «no sólo de aquí, también en toda Europa Occidental» el relevo generacional «tanto en vocaciones de laicos como  de presbíteros y religiosos».