El comunicado de la Santa Sede, que hace pública la noticia este jueves, aclara que se trata de «un hecho totalmente excepcional», pero asegura que la Iglesia mantiene los brazos abiertos a su regreso, con «la esperanza de su arrepentimiento».
Aunque para las cámaras de televisión supuso un escándalo mucho más folclórico su matrimonio con la coreana Maria Sung, para la Iglesia implica una falta de consecuencias mucho más graves las ordenaciones de obispos, que Milingo venido realizando desde el 24 de septiembre de 2006.
«Manifestando esperanza en su conversión, la Iglesia renueva lo que ya se declaró el 26 de septiembre de 2006, es decir, que no reconoce y no pretende reconocer en el futuro estas ordenaciones y todas las ordenaciones que de éstas se deriven y, por tanto, el estado canónico de los presuntos obispos sigue siendo el estado en que se encontraban antes de la ordenación conferida por el señor Milingo», aclara el Vaticano.
Citando el canon 292 del Código de Derecho Canónico, el comunicado vaticano explica lo que implica la dimisión del estado clerical: «La pérdida de los derechos y deberes ligados al estado clerical, excepto la obligación del celibato; la prohibición del ejercicio del ministerio, salvo en lo que dispone el canon 976 del Código de Derecho Canónico para los casos de peligro de muerte; la privación de todos los cargos, de todas las responsabilidades y de cualquier potestad delegada, así como la prohibición de utilizar el hábito eclesiástico». «Por consiguiente, resulta ilegítima la participación de los fieles en eventuales nuevas celebraciones organizadas por el señor Emmanuel Milingo», indica la Santa Sede.
El comunicado de la Santa Sede concluye reconociendo el «dolor de la comunidad eclesial por los graves gestos realizados por el señor Milingo» y pide la oración de los bautizados por su arrepentimiento «el de todos los sacerdotes o fieles laicos que de algún modo han colaborado con él en actos que atentan contra la unidad de la Iglesia de Cristo».
De Lusaka a Roma
Emmanuel Milingo (nacido hace 79 años en Mnukwa Zambia), tras fundar la comunidad de las Daughters of the Redeemer, fue nombrado por Pablo VI a los 39 años arzobispo de la capital de Zambia, Lusaka. En los años setenta comenzó a realizar exorcismos de fuerte carga emotiva, sin seguir el Ritual romano, en diferentes diócesis del mundo, provocando malestar entre los obispos de las diócesis afectadas. Por este motivo, Juan Pablo II aceptó su renuncia como arzobispo de Lusaka, en 1983, y le acogió en la Santa Sede para trabajar en el Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes.
En los años noventa, se hizo famoso por posiciones extremistas, cercanas a grupos tradicionalistas y «sedevacantistas», al afirmar que superiores de alto rango de la Iglesia eran adoradores del diablo. Criticó públicamente al mismo tiempo a los sacerdotes que no respetaban el celibato o que eran tolerantes con la homosexualidad.
A partir de esos años empezó a mantener contactos con miembros de la secta fundada por el reverendo Moon. Según explicó el padre Gabriele Amorth, exorcista de la diócesis de Roma, en una entrevista publicada por ZENIT en mayo de 2007 prelado fue víctima de «la caza despiadada» de una familia de ese grupo que vivía en Roma. «Le han hecho un lavado de cerebro», añadía entonces el padre Amorth.
El «matrimonio» y el regreso
Con 71 años, Milingo contrajo matrimonio, el 27 mayo de 2001, en Nueva York, a con Maria Sung, una acupunturista coreana de 43 años, a quien no conocía y que le fue propuesta por el reverendo Moon, quien organizó la celebración.
Pocos después, el 7 de agosto de ese mismo año, Milingo voló a Roma para encontrarse con Juan Pablo II en Castel Gandolfo, quien constató su voluntad de regresar a la Iglesia católica y abandonar a Maria, algo que pocos días después confirmó el prelado en una carta. El mediador de aquel encuentro fue el arzobispo Tarcisio Bertone, entonces secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, actual cardenal secretario de Estado.
Milingo comenzó después un año de retiro espiritual en Argentina, asistido desde lejos por el arzobispo Bertone y por una comunidad de sacerdotes del Movimiento de los Focolares.
En septiembre de 2002 publicó un libro-entrevista con el periodista Michele Zanzucchi con el título «El pez rescatado del pantano» (Ciudad Nueva), en el que denunciaba el «complot» del que fue víctima en la secta del reverendo Moon. Regresó a Italia a continuar con su ministerio en noviembre de 2002, instalándose en Zagarolo, localidad cercana a Roma. Tras el primer eco mediático de su regreso al ministerio público, los fieles dejaron de acudir en masa a sus celebraciones, dejando al prelado en una soledad que volvió a ser llenada por los contactos con la secta.
La ruptura definitiva con la Iglesia católica tuvo lugar con la ordenación de obispos en Washington y su nueva militancia por la abolición del celibato sacerdotal, en septiembre de 2006. Volvió entonces a vivir con Maria Sung.