Afincado desde hace años en Sevilla, ciudad de la que es Hijo Adoptivo, Javierre nació en Lanaja (Huesca) en 1924, se doctoró en Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca y se diplomó en periodismo por la Escuela Oficial de Madrid.
Entre sus actividades periodísticas destaca la de editorialista y corresponsal en Italia del diario Ya, al tiempo que fue cofundador de la editorial PPC y de la revista Vida Nueva y director del diario El Correo de Andalucía. Javierre fue, además, director del semanario cultural Tierras del Sur y colaborador de Radio Vaticana y de Televisión Española.
Desde la dirección del decano de la prensa andaluza contribuyó a consolidar los valores democráticos en los últimos años de la dictadura, y especialmente en el inicio de la transición democrática.
Canónigo de la Catedral de Sevilla, ha firmado numerosos libros y biografías, que incluyen a santos y papas. Ordenado sacerdote en 1947, consideraba que los curas «son hombres de necesidades mínimas, fácilmente se acoplan a las circunstancias y montan sobre una base económica elemental su pequeño tinglado de comodidades, que les presentan cara al pueblo como burgueses refinados, poco amigos de que se les moleste con miserias no encasilladas en la campaña caritativa de la Navidad, fáciles a la explosión del mal genio (¿cuál será, Señor, el porcentaje de curas enfermos de hígado?) Habría que preguntar a la muchedumbre de la buena gente cómo quiere el sacerdote. Contestarían siempre que santo..., y cercano».
«Con mis libros quisiera transmitir que esta caravana que somos sobre la tierra, a pesar de tantos pesares, calza sandalias de esperanza. En la cima de la colina nos aguarda el abrazo del Padre cariñoso. Todo acabará bien, muy bien, todo»", comentaba Javierre.
«Con lo que me reído yo de los canónigos, con lo que he escrito de ellos... En mis tiempos de curita joven, iban a merendar con las marquesas y eran muy distinguidos. Ahora ya es otra cosa, y son una gente estupenda. Aunque yo no me veo vestido de colorado, la verdad es que no», aseguró en Diario de Sevilla tras ser nombramiento canónigo de la Catedral por Amigo Vallejo
Al cumplir 80 años, la publicación Alfa y Omega recordaba una cita en la revista Paraula: «Hoy, más que jubilarme, estoy viejito. Pero los amigos no me dejan morirme... Los santos que he biografiado van a plantearme una cuestión: Has estudiado tantos ejemplos excelentes, ¿y de qué te sirvió, si no supiste imitarlos? Si tuviese que escribir hoy mi propia vida, sería un auténtico desastre. El miserere...».