Los representantes de los movimientos de Austria, España, Irlanda, Italia, Polonia, Alemania, Portugal, Lituania, Francia, República Checa, Hungría, Rumanía, Bélgica, Croacia, Grecia, Reino Unido y Eslovaquia han presentado una petición subscrita por 500.000 ciudadanos europeos. En la petición, se pide el reconocimiento de la persona desde su concepción hasta la muerte natural; la defensa de la familia natural basada en el matrimonio compuesto por hombre y mujer, y la solicitud de suspensión de las financiaciones a los programas que utilizan embriones para la adquisición de células madre embrionarias.
El presidente del Parlamente dio las gracias personalmente a cada uno de los delegados y afirmó: «Estoy agradecido por esta gran idea». «He comprendido muy bien el sentido de vuestras palabras mucho antes de la traducción -reveló Buzek- porque he percibido entusiasmo y energía». «Es un resultado extraordinario, que medio millón de ciudadanos de diversos países de la Unión hayamos suscrito una petición dirigida al Parlamento Europeo», señaló el presidente.
Y explicó que «es la primera vez que una petición así compartida por tantas asociaciones y por tantos países se presenta en el Parlamento Europeo». «Esto muestra que -añadió el presidente- la sociedad civil no ve el Parlamento como una institución lejana a la gente, y os doy las gracias porque esta iniciativa vuestra es la demostración de una ciudadanía europea activa». «Os prometo que -concluyó Buzek- esta petición vuestra será tomada muy en serio y que vuestras peticiones serán lo antes posible objeto de debate en el Parlamento Europeo», informa Zenit.
En la presentación de las Peticiones, el presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales del Parlamento Europeo, Carlo Casini, destacó que la petición se presenta en el momento en que entra en vigor el Tratado de Lisboa, cuando «la nueva legislatura iniciada hace poco empieza a dar un nuevo impulso a la construcción de esa unidad de pueblos que constituye uno de los más grandes proyectos políticos de todos los tiempos». «En la base de esa construcción se encuentra el valor de la igual dignidad de todo ser humano, como dice el mismo Tratado de Lisboa», continuó. «La igualdad y la dignidad humana fundamentan la libertad, la democracia, la solidaridad -añadió-. Son, por ello, los elementos que distinguen el alma de Europa».
Casini, que también es presidente del Movimiento por la Vida, destacó que hay un aspecto dramático destacado en la petición. «¿Quién es el titular de los derechos humanos? -preguntó-. ¿Quién es la persona? ¿Lo es también el niño en fase prenatal? ¿El principio de igualdad se extiende a todas las fases de la existencia humana o sólo a algunas?». «Conocemos bien las dificultades que surgen cuando se ponen estas preguntas -concluyó Casini-. Sin embargo, la política no puede evitarlas si quiere estar verdaderamente guiada por la cultura de los derechos humanos».
Después intervino el defensor de la Petición en representación del Movimiento por la Vida italiano, Antonio Gaspari. Explicó que, desde mayo de 2008 hasta mayo de 2009 con motivo de algunas manifestaciones, «la petición que hoy presentamos ha sido subscrita por medio millón de ciudadanos europeos, pero hay muchos millones de personas miembros de las asociaciones aquí representadas que comparten con ellos los contenidos».
«Pensamos -continuó- que en esta legislatura debe ser promovido en el Parlamento Europeo un gran debate sobre los temas que propone la petición, preparado de forma adecuada con una recogida de documentación y una audiencia de expertos».
Dirigiéndose al presidente polaco, Gaspari dijo: «Usted que con Solidarnosc ha contribuido tanto en nombre de los derechos humanos, al fin de la antinatural división de Europa, comprende verdaderamente lo importante que es nuestra petición. Un muro debe caer todavía en Europa; el que hace difícil el diálogo en nombre del valor de la vida».
«Nosotros no pedimos la derogación de ninguna ley, sino sólo el pleno reconocimiento de igualdad y una profunda reflexión sobre la dignidad humana, es decir, en definitiva, sobre el sentido de la vida humana», declaró. Y concluyó: «Nos parece que son argumentos de unificación y no de división; de esperanza y no de desesperación».