El obispo de la diócesis de Cordillera, monseñor Claudio Giménez, destacó durante la homilía central de la celebración de la Virgen de Caacupé, patrona del país, la necesidad de revertir «la mentalidad del paraguayo machista, acostumbrado a engendrar hijos por muchas partes sin hacerse responsable de su paternidad». «Todos los hombres, pero especialmente los que están en condiciones de formar una familia o están a la cabeza de instituciones civiles, militares, policías y religiosas, y con mayor razón aquellos que conducen al país, deben dar ejemplo claro de responsabilidad por la vida que han engendrado», dijo Giménez, en una alusión indirecta a su ex colega gobernante.
 
En medio de un cerrado aplauso de decenas de miles de peregrinos que amanecieron en la explanada de la basílica de Caacupé, en la localidad del mismo nombre, a 54 kilómetros al este de Asunción, el líder religioso aseveró que «todo niño tiene derecho a una identidad propia de pequeño ciudadano paraguayo».
 
Lugo, de 58 años, se vio envuelto durante la pasada Semana Santa en varios escándalos de presunta paternidad. En uno de ellos admitió que es el padre de un niño de dos años, nacido pocos meses después de renunciar a su estado clerical y fruto de una relación con una joven de 26 años.
 
Posteriormente se sumaron otras dos mujeres, de 27 y 40 años, que recurrieron a la justicia para exigir sendas pruebas genéticas. Además, una sobrina del gobernante, Mirtha Maidana, le atribuye la paternidad de una joven de 22 años.
 
Lugo, que se encuentra en Montevideo con motivo de la Cumbre de jefes de Estado del Mercosur, asumió al poder el 15 de agosto de 2008 al frente de una coalición de amplia base ideológica, con lo que puso fin a una hegemonía de 61 años en el poder del Partido Colorado.
 
Dos semanas antes de su investidura fue reducido al estado laical, en una decisión sin precedentes del Vaticano, que en 2007 lo había suspendido «a divinis» por dedicarse a la política.
 
Por otro lado, Giménez rechazó la lucha de clases que, según la oposición política, pregonan las agrupaciones de izquierda que apoyan al mandatario, y se apoyó en una cita de Juan Pablo II: «El odio y la lucha por eliminar al otro constituyen métodos absolutamente inaceptables». «Pretender eliminar a un grupo porque es rico o porque es pobre, es el camino equivocado, por ese camino no podemos seguir andando», enfatizó el obispo, quien también se pronunció contra el aborto, el terrorismo y los secuestros.
 
El secuestro, dijo, «no se puede admitir por ninguna razón, no se puede vivir en un permanente estado de zozobra, incertidumbre e inseguridad».
 
El prelado se refirió al conocido empresario ganadero Ficel Zavala, que desde hace 54 días permanece en poder de un grupo armado de izquierda que opera en el norte del país, el autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).
Como cada 8 de diciembre, decenas de miles de devotos procedentes de los lugares más apartados del país, así como de residentes en la vecina Argentina, se congregaron este año en torno a la ermita de la Virgen de Caacupé, que en este país encarna a la Inmaculada Concepción.