Benedicto XVI tiene ya ochenta y dos años y, aunque goza de buena salud, tanto sus médicos como sus colaboradores le aconsejan evitar esfuerzos innecesarios. Por ese motivo, la tradicional Misa de Nochebuena dará comienzo por primera vez a las diez en lugar de la medianoche. Aunque el adelanto tiene por objeto «aliviar un poco el esfuerzo del Papa», será también un alivio para el numeroso personal de la basílica así como para los fieles que quieran asistir a la marcada celebración.
El Vaticano anunció el cambio de horario tiempo atrás, pero sólo ahora, a dos semanas de la Navidad, el público ha caído en la cuenta. El Vaticano informo ya en octubre a Mundovisión para que los centenares de cadenas televisivas que retransmiten en directo la ceremonia pudiesen ajustar con tiempo sus programas.
La costumbre de adelantar ceremonias para evitar esfuerzos innecesarios a un Papa anciano comenzó cuando Juan Pablo II adelantó la vigilia de la Pascua a las diez de la noche y más tarde, en la última etapa de su vida, a las ocho de la tarde.
Benedicto XVI fue elegido Papa cuando acababa de cumplir 78 años, por lo que su agenda fue ya más ligera desde el principio del Pontificado. Así, por ejemplo, Benedicto XVI empezó a celebrar a las diez de la noche la vigilia de la Pascua de Resurrección, que Juan Pablo II iniciaba a las once de la noche hasta que la enfermedad avanzó y se lo impidió.
Con el adelanto de dos horas, las campanas de Roma anunciarán la Navidad antes que las de Belén, donde la fiesta se mantiene a la medianoche.
La tradición de la Misa del Gallo», así llamada porque teóricamente los gallos cantan a medianoche, fue iniciada por el Papa Sixto III en el siglo V. Como el día de Navidad comienza a esa hora, el sentido litúrgico era celebrar el nacimiento de Jesús en cuanto fuese astronómicamente posible sin esperar a la salida del sol, momento en que se celebraba la Misa del Alba, también llamada Misa de los Pastores, la segunda de un total de tres que solemnizaban la segunda fiesta más importante del año litúrgico ya que la primera es el Domingo de Resurrección.
En realidad, el clima de fiesta navideña comienza en Roma precisamente hoy con la ofrenda floral del Papa ante la imagen de la Inmaculada en la Plaza de España. Es una cita de gran sabor popular que inaugura el período mas alegre del año hasta la fiesta de Reyes. Las familias traen a los niños pequeños, que pasan parte de la ceremonia a hombros de sus padres para que así puedan ver en persona al Papa.
La siguiente cita será el día 24 a las 10 de la noche en la basílica de San Pedro para los que puedan entrar, mientras que el resto de los fieles seguirá la ceremonia a través de las grandes pantallas de video en la plaza de San Pedro. Aunque suele hacer bastante frío, millares de peregrinos y turistas prefieren vivir una Nochebuena inolvidable en la plaza de San Pedro, protegidos de la helada con gorros, guantes y bufandas.
El tercer encuentro navideño es, naturalmente, la bendición «Urbi et Orbi» que el Papa imparte a mediodía de la jornada del 25 de diciembre desde la fachada central de la basílica después de felicitar la Navidad en medio centenar de idiomas.
Para cientos de millones de personas en todo el mundo es una cita televisiva de primer orden, pues el Papa bendice no únicamente la Urbe (Roma) sino también el Orbe, es decir, todo el planeta. Y, específicamente, a quienes -sea cual sea el motivo que les lleve a adoptar esta decisión- siguen la tradicional ceremonia a través de la radio y las pantallas de televisión.