La Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y padres de Alumnos (Concapa) considera que el Gobierno y la sociedad van por caminos distintos sobre cuestiones claves que afectan a la sociedad. Cree que la gran mayoría de los españoles sería contraria a retirar los crucifijos de las aulas y tampoco apoyaría la Ley del Aborto que promueve el Gobierno. Por eso su presidente, Luis Carbonel, invitó ayer al presidente del Gobierno a convocar un referéndum para conocer la posición de la ciudadanía sobre estas dos cuestiones con objeto de que prime su opinión, en lugar de que decisiones importantes «sean fruto de alianzas políticas», dijo Carbonel.
El hecho de que el Congreso instara la semana pasada al Gobierno a que retirase los crucifijos de las aulas ha creado un hondo malestar entre los padres católicos, que ayer se quejaron de que «el Gobierno haya olvidado que debe velar por el bien común en lugar de pretender imponer su voluntad partidista». Por eso Carbonel expuso que, con la petición del referéndum, «queremos que se evidencie el deseo y la voluntad de la sociedad española, que va por un camino distinto al que marca Zapatero».
La Concapa arremetió incluso contra el pacto educativo que persigue el Gobierno al asegurar que «Zapatero presume de querer alcanzarlo, pero tenemos gran desconfianza en que lo consiga, porque el presidente del Gobierno ha perdido toda su credibilidad ante su incapacidad de resolver el problema educativo».
A su juicio, «difícilmente se puede conseguir un acuerdo cuando se ataca a una parte de los que tienen que intervenir en el pacto, que son las escuelas concertadas».
Concapa ya advirtió la semana pasada de que desobedecerá cualquier norma que se dicte por parte del Ejecutivo que «imponga criterios morales contrarios a los de los padres y luchará por la libertad de enseñanza, de pensamiento y libertad religiosa». Opina que, con esta propuesta, «el Gobierno usurpa el derecho de los padres a educar conforme a nuestros principios y convicciones, tal y como reconoce la Constitución Española».
Mientras, la Iglesia tampoco oculta su malestar. El obispo de Sigüenza-Guadalajara, José Sánchez, se preguntó en su última carta pastoral si el Gobierno «no tiene otra cosa de qué ocuparse en la escuela, con el altísimo fracaso escolar, el desánimo de los educadores, el paro juvenil, más que de quitar los crucifijos», cuando «además, tampoco quedan ya tantos». A su juicio, «ha dado una señal más de intentar reducir la acción de la religión, más en concreto la de la Iglesia católica, a los templos y, si me apuran, a las sacristías», informa Ep.