A apenas dos días de la canonización de Francisco y Jacinta, pastorcitos de Fátima, se ha conocido el milagro que permitirá que sean santos. Se trata de un niño brasileño que cuando tenía cinco años cayó de una ventana y quedó en coma. Sin explicación posible días después salía por su propio pie del hospital y sin secuelas. La oración de la familia y unas monjas lo consiguieron. Cari Filii News relata este importante milagro:
Los hermanos Francisco y Jacinta Marto, que junto a su prima Lucía fueron los pastorcitos videntes de Fátima, serán los dos santos no mártires más jóvenes de la Iglesia. Murieron siendo niños, con 10 y 9 años, y serán canonizados este sábado en el centenario de las apariciones tras la curación de un niño brasileño de 7 años.
Hasta ahora no se conocían los detalles del segundo milagro por el cual ambos serán canonizados en Fátima en una ceremonia presidida por el Papa Francisco. El niño curado por intercesión de estos otros dos niños es Lucas Maeda de Oliveira, de la diócesis de Campo Mourao, en la región brasileña de Paraná.
Cayó de una altura superior a los seis metros
Los hechos extraordinarios se produjeron el 3 de marzo de 2013 cuando el pequeño brasileño cuando todavía no había cumplido los seis años. Ese día Lucas se encontraba en casa de sus abuelos y estaba jugando con su hermana cando de manera accidental cayó por la ventana a una altura de 6,5 metros de altura.
El niño sufrió un traumatismo cerebral severo con una gran pérdida de masa encefálica. Fue llevado rápidamente al hospital pero “llegamos en estado de coma muy grave. Tuvo dos paros cardíacos”, recuerda su padre Joao Batista, en rueda de prensa en Fátima. En ese mismo centro hospitalario fue sometido a una cirugía de urgencia aunque este hospital no estaba preparado para una lesión cerebral de estas características.
Los médicos nunca pensaron que se curase completamente
Una vez realizada, los médicos dieron a la familia unas expectativas nada positivas. El riesgo de que Lucas muriese era muy alto, en caso de que pudiese sobrevivir quedaría en estado vegetativo para siempre o con grandes problemas neurológicos y cognitivos.
“Al día siguiente llamamos al convento del Carmelo de Campo Mourao para pedir a las hermanas que oraran por el niño. La hermana que respondió la llamada no pasó el recado a la comunidad” puesto que “estaban en la hora de silencio y pensó: ‘El niño va a morir. Voy a orar por la familia’”, contaba el padre.
- Los padres de Lucas explicaron en Fátima el milagro por intercesión de los pastorcitos
Mientras tanto, Joao explicaba que “los días pasaban y Lucas empeoraba. El 6 de marzo los médicos pensaron en trasladarlo a otro hospital, ya que donde estaba no tenía los cuidados necesarios para su edad”.
La oración de la familia y de las monjitas
En su relato, Joao Batista contaba que el séptimo día “volvimos a llamar al convento” pero “ese día la hermana transmitió el mensaje a la comunidad. Una de ellas corrió hacia las reliquias del Beato Francisco y Jacinta, que estaban delante del tabernáculo, y sintió el impulso de rezar la siguiente oración: ‘Pastores, salvad a este niño, que es un niño como vosotros’”, y “se las arregló para convencer a toda la comunidad de orar para que los pastores intercediesen por él”.
“De la misma manera, todos nosotros, la familia, comenzamos a rezar a los Pastorcitos, y dos días después, el 9 de marzo, Lucas despertó y comenzó a hablar, preguntando incluso por su hermana pequeña”.
Sano y sin secuelas
“El día 11 desde que tuviera el accidente salió de la UCI y fue dado de alta del hospital en 15 días”, aseguró el padre.
Estaba completamente sano, sin ninguna secuela, ni daños neurológicos ni cognitivos. Abandonó el hospital por su propio pie y solo la marca de la cirugía mostraba que lo que le había ocurrido días antes.
Una explicación desde de la fe
No había explicación científica para este suceso aunque sí desde el ámbito de la fe. La oración había surtido efecto. “Agradecemos a Dios por la curación de Lucas y sabemos con toda la fe que tenemos en nuestros corazones, que este milagro se obtuvo por la intercesión de los pastores Francisco y Jacinta”, aseguraba el padre.
El niño salió del hospital como si nada hubiera pasado y volvió rápidamente a sus actividades normales, incluyendo las prácticas deportivas. En la Positio de la canonización aparece un exhaustivo informe médico que detalla el expediente de este niño brasileño que participará en la procesión del ofertorio durante la ceremonia de canonización.
El dictamen unánime de los médicos
De manera unánime (seis de seis) los médicos que analizaron el caso de este pequeño brasileño dictaminaron el 2 de febrero de 2017 su parecer positivo acerca del carácter inexplicabe desde el punto de vista científico.
Pero los médicos no sólo tuvieron en cuenta el aspecto físico sino también psicológico del menor y en la Positio aparece igualmente que “el pequeño Lucas está consciente, comunicativo y con un comportamiento normal para su edad y sin ningún tipo de cambio psicológico”.
- Los dos pastorcitos vivieron de manera heroica su fe pese a su corta edad
Los niños, los protagonistas
Dos niños intercedieron por otro. Este es el milagro que hará santos a estos dos humildes pastorcitos, que cuando se les apareció la Virgen por primera vez eran poco mayores que Lucas.
Durante años se debatió si niños tan pequeños como Francisco o Jacinta tenían el conocimiento y la madurez necesarias para vivir las virtudes cristianas de una forma heroica. El debate se cerró con el reconocimiento de San Juan Pablo II de estas virtudes.
Las virtudes de Francisco y Jacinta
Las vidas de los dos nuevos santos así lo acreditaban, teniendo cada uno carismas especiales. Y todo ello teniendo en cuenta que ninguno de los dos recibió los mensajes de la Virgen de manera completa pues Francisco sólo veía a María mientras que Francisca podía oírla pero no hablar con ella. Era Lucía la que trasladaba las preguntas de sus primos a la Virgen.
De Francisco cabe destacar su “intensa oración contemplativa”. Al pequeño le movía su intención de “alegrar a Dios que estaba triste por los agravios del corazón” por lo que pasaba horas seguidas en oración ante el Sagrario de la parroquia de Fátima.
Por su parte, Jacinta quedó muy impactada con las visiones del infierno y por el enorme sufrimiento de los pecadores que acaban condenándose. Y por ello ofrecía numerosos sacrificios y penitencias, tal y como le había pedido la Virgen.