Jack Sullivan, de 71años, un diácono de Marshfield, Massachusetts, aseguró durante una rueda de prensa en el Arzobispado de Westminster que experimentó una transformación física después de haber rezado al cardenal Newman, el teólogo y converso al catolicismo que murió en 1890.
Los doctores, según recoge el semanario «The Catholic Herald», le habían dicho que estaba «a punto de la parálisis total» debido a que sus vértebras lumbares le estaban presionando la espina dorsal. Incluso después de una operación realizada en Boston en agosto de 2001, la protección que habían colocado alrededor de la espina dorsal se había retorcido de manera fatal, lo que le producía un «dolor increíble». Los doctores le dijeron que le llevaría entre ocho meses y un año poder volver a andar.
Los doctores, según recoge el semanario «The Catholic Herald», le habían dicho que estaba «a punto de la parálisis total» debido a que sus vértebras lumbares le estaban presionando la espina dorsal. Incluso después de una operación realizada en Boston en agosto de 2001, la protección que habían colocado alrededor de la espina dorsal se había retorcido de manera fatal, lo que le producía un «dolor increíble». Los doctores le dijeron que le llevaría entre ocho meses y un año poder volver a andar.
Sullivan dijo que estaba molesto por el pronóstico, ya que había estudiado durante tres años para ser diácono de la archidiócesis de Boston y quería ser ordenado al año siguiente. Rezó con estas palabras: «Por favor, cardenal Newman, ayúdame a caminar, de modo que yo pueda regresar a mis clases y ser ordenado».
«De repente, -continua narrando- sentí una tremenda sensación de calor, muy, muy cálido y una sensación de hormigueo en todo mi cuerpo. Eso fue muy fuerte y duró mucho tiempo. También sentí una sensación de alegría y de paz que nunca había experimentado antes en mi vida y un sentido de la presencia de Dios y no tenía fuerza de voluntad. Yo estaba allí de pie y todas estas cosas estaban ocurriendo en mí. Yo no tenía ningún control y luego desarrollé un sentido de confianza y determinación de que finalmente podía caminar, sin siquiera dar un solo paso».
«La siguiente cosa que hice fue gritarle a la enfermera: “No tengo más dolores”, mientras que justo antes estaba agonizando. Caminé fuera de la habitación para asombro de todos, recorriendo los pasillos y la planta del hospital. Creí que lo que estaba experimentando era el paraíso».
Y añadió: «El dolor me abandonó y salí lleno de alegría y con la seguridad de que algo especial me había sucedido». No es que pudiera andar, es que se movía tanto que las enfermeras tuvieron que decirla más de una vez que se lo tomara con calma.
«Estaba disfrutando de andar más de lo que cualquiera podría pensar», aseguró al tiempo que añadió: «Miré por la ventana. Pude ver las ruinosas viviendas de Mission Hill en Boston y para mí eran como castillos de oro. Así es como me sentía».
Los médicos que han estudiado el caso determinaron que Sullivan había recuperado la capacidad de un hombre de 30 años. Estaban desconcertados por la recuperación y, tras las pruebas finales, en octubre reconocieron que no había una explicación científica. Es en ese momento, cuando Sullivan se decide a escribir a fray Paul Chavasse, el postulador de la causa de beatificación del cardenal Newman y preboste del oratorio de Birmingham.
El 14 de septiembre de 2002, el día en que Sullivan fue ordenado diácono, recibió la notificación de que su caso había sido elegido por los padres del oratorio como el milagro que hiciera posible la beatificación del cardenal Newman. «Para mí eso fue un signo de que el proceso había transcurrido de forma maravillosa», aseguró. «Los efectos de mi curación están presentes en mi ministerio, que es de gratitud», asegura. «¿Cómo podría ser de otra manera? He recuperado mi vida».
El pasado mes de Julio, el papa Benedicto XVI anunció la beatificación del cardinal Newman después de que la Congregación para las Causas de los Santos decretara que la curación de Sullivan fue resultado de la intercesión del prelado inglés. La ceremonia probablemente tendrá lugar en Birmingham en septiembre de 2010.
Sullivan aseguró que «la gente hoy quiere decidir por sí misma lo que está bien o mal. Quieren ser autosuficientes, en vez de dejar a Dios lo que es de Dios. Este tipo de autosuficiencia puede llevar a un gran mal. La beatificación será una forma de recordar a la gente que Dios es Dios, nuestro Creador y que quiere atraernos hacia Él».