Monseñor Juan José Asenjo, reciénnombrado arzobispo titular de Sevilla, ha mostrado esta mañana en COPE su alegría por este nombramiento y ha querido destacar la «fuerza» de esta Iglesia «venerable por su historia, de mártires, de santos, de grandes obipos, una Iglesia viva y dinámica». 

El prelado ha hablado de varias cuestiones de actualidad. Sobre la sentencia conocida hace apenas unos días acerca de la retirada de crucifjos en escuelas públicas en Italia y dictada por el Tribunal de derechos humanos de Estrasburgo, ha mostrado su preocupación y ha asegurado que «a mí me da pena la sentencia porque por otra parte, si Dios no lo remedia, va a influir en las legislaciones de los países europeos». Asenjo destaca como, con esta medida, en nombre de unos pocos «niega el derecho de los padres que desean que permanezcan los crucifijos en las escuelas». «Ayer leíamos que el 84 % de los italianos quiere mantenerlos y se niega el derecho a la Libertad religiosa de una mayoría, y se olvidan las raices cristianas de Europa».
 
Monseñor Asenjo ha destacado el significado del crucifijo «como signo y emblema de los mas grandes valores. La entrega, la solidaridad, la piedad, la misericordia, y de la fraternidad universal expresada en la figura de Cristo que a todos nos abraza con los brazos abiertos». «Europa más que nunca está necesitada ahora de estos valores humanos, por tanto no puedo sino lamentar esta decisión».
 
Sobre la Archidóceis de Sevilla ha destacado el papel de San Leandro y San Isidoro y del Beato Marcelo Espínola, y ha asegurado que esta Iglesia cuenta en la actualidad «con sacerdotes magníficos, con muchos religiosos entregados ejemplarmente a los más diversos apostolados, y con muchos laicos que aman verdaderamente a Jesucristo y a la Iglesia y que están empeñados en la nueva evangelización y la revitalización de las Parroquias, casas de la comunidad cristiana que es el objetivo último de la Diócesis pastoral de nuestro tiempo».
 
En relación al reciente aniversario de la Caída del Muro de Berlín, Monseñor Asenjo ha querido destacar la figura de su Santidad el Papa Juan Pablo II. «Yo viví aquellos acontecimientos con mucha alegría y esperanza. Fue aun acontecimiento importante el desplome físico del muro y también el desplome de aquellos regímenes fundamentados en la negación de Dios y en ideologías que pisotean la dignidad de las personas y que por desgracia algunos siguen pisoteando». «Aquello se hizo sin sangre y mucho influyó la figura imponente del Papa Juan Pablo II. Mi deseo sería que no se vuelvan a levantar más muros que dividan a los hombres y que caigan otros que dividen a Europa, como el muro del Laicismo, el del relativismo moral, del desprecio de la vida naciente o en su ocaso, y el muro del olvido de nuestra propia historia, de las raíces cristianas de Europa», ha asegurado.
 
Sobre las palabras de Juan Pablo II en Santiago de Compostela pudiendo la caída del muro cinco años antes de que ocurriera ha asegurado que el Papa «fue profeta de lo que podría ocurrir». «Se trata de un Papa grande que tanto ha significado para la Iglesia y para el mundo, y que contribuyó de forma destacada a que Europa volviera a respirar como él pedía por los dos pulmones, el de Oriente y el de Occidente».  
 
En relación con la manifestación celebrada el pasado 17 octubre en Madrid a favor de la Vida, monseñor Asenjo ha asegurado que «parto de la base de que el aborto es una desgracia, es un crimen abominable porque significa la eliminación voluntaria de una vida, de un ser humano todavía no nacido pero que ya tiene todos los derechos propios del ser humano. Y quienes eliminan a este ser humano son quienes más obligación tienen de protegerlo, que son sus padres y los médicos». En este sentido asegura que «todos nos debemos implicar en el anuncio del Evangelio de la vida en los ambientes en que cada uno vivimos, haciendo ver a nuestros conciudadanos que el aborto no es un derecho, no es progreso, es una regresión, que lo progresista en estos momentos es defender la Vida desde su concepción hasta el ocaso natural».
 
Asimismo, asegura que en este año de Oración por la Vida, -tal y como lo ha declarado la Conferencia Episcopal, «todos podemos contribuir a mover las conciencias de nuestros gobernantes y de nuestros conciudadanos, porque la aceptación social del aborto es una de las mayores barbaridades, de las tragedias más grandes que han acaecido en Europa en la segunda mitad del siglo XX cuando se ha ido aceptando la eliminación de tantas vidas en las legislaciones nacionales».
 
Monseñor Asenjo ha destacado finalmente la tremenda cifra de 115.000 abortos en España en el pasado año y el «probablemente casi millón y medio desde 1985». «Todos nos tenemos que implicar persuadiendo a quienes acríticamente aceptan como un progreso el aborto», ha remachado.