El obispo de Brescia, Luciano Monari, vicepresidente de la Conferencia Episcopal italiana, quiso fijar en una entrevista en el diario Avvenire el sentido de la visita que Benedicto XVI ha cursado este domingo a Brescia. Cerca de allí, en Concesio, en plena Lombardía, nació en 1897 Giovanni Battista Montini, convertido en 1963 en el Papa Pablo VI. Y según monseñor Monari, Joseph Ratzinger ha querido recorrer aquellos lugares como «un homenaje a la Iglesia del Concilio», en la medida en que allí se vive «con alegría y orgullo el hecho de haber dado a la Iglesia un pontífice que la guió en el momento decisivo del Concilio».

Desde luego esa alegría y ese orgullo eran bien patentes en la misa matutina celebrada por el Papa en la Plaza Pablo VI, «en el corazón de la diócesis donde nació y se formó de joven el siervo de Dios», como señaló en la homilía. En ella elogió que «desde sus primeros años de sacerdocio hasta el fin del Pontificado dedicó todas sus energías al servicio de una Iglesia lo más conforme posible a su Señor Jesucristo, de modo que, encontrándola, el hombre contemporáneo pueda encontrarlo a Él, porque de Él tiene absoluta necesidad».

Recordando la especial estima de Pablo VI por el sacerdocio, Benedicto XVI recordó que el sacerdote «se ofrece a sí mismo todo por la Iglesia», en particular con el celibato, pues «la virginidad consagrada de los sagrados ministros manifiesta el amor virginal de Cristo a su Iglesia y la virginal y sobrenatural fecundidad de esta unión».

Posteriormente, tras el rezo del Ángelus, el Papa Ratzinger evocó la devoción mariana de su predecesor, quien proclamó a la Virgen como Madre de la Iglesia porque «la devoción a María es medio esencialmente ordenado a orientar las almas hacia Cristo y así hacerlas llegar al Padre en el amor del Espíritu Santo».

En las últimas fechas, a raíz de una polémica entre el director del Osservatore Romano, Giovanni Maria Vian, y el teólogo Hans Küng -tras atacar éste a Benedicto XVI por su supuesta falta de espíritu ecuménico- se habían reanudado las periódicas acusaciones del sector progresista contra el Papa por su supuesta «involución» respecto al Concilio Vaticano II, ataques que Vian considera «gratuitos» y quedarían desmentidos con el homenaje de este domingo en Brescia.